Todos recordamos el discurso de Emma Watson en la ONU en septiembre de 2014 cuando presentó la campaña #HeForShe (http://www.heforshe.org). Una voz para millones de mujeres que día a día sienten obstáculos, incomodidades, presiones y también violencia de vivir en una sociedad machista. Fue una voz para hacer entrar en razón a muchas personas que, espero, inconscientemente seguían proliferando este modo de organización social en donde hay ciertos derechos que son tradicionalmente reservados para los hombres.

Vivo en Argentina, un país en donde las cifras de violencia contra la mujer son significativas. En 2016 hubo 327 casos de muerte por femicidio en toda la Argentina. Esta cifra evidencia que una mujer murió cada 30 horas en Argentina por un caso de desprecio hacia el género femenino. Sólo son las cifras de los casos denunciados y que tienen una prueba que demuestra el vínculo con el femicidio. Lo cual, deja entrever que el número sería mayor si se tiene en cuenta que no todos los casos se denuncian y en no todos se declara femicidio. Para mediados de febrero de este año la cifra para 2017 destacaba un total de 57 femicidios, lo que da a entender que hay más de un caso por día.

Estos números llaman a la acción. Argentina tomó la iniciativa, las mujeres argentinas salieron a la calle poniendo voz y cara a unos patrones sociales con lo cuales no estaban de acuerdo. Si bien nuestra sociedad evolucionó en muchos aspectos, como por ejemplo la Ley de Matrimonio Igualitario, en otros aspectos se quedó estancada. En 2015 nace el “grito colectivo contra la violencia machista” como dice la página de #NiUnaMenos (http://niunamenos.com.ar). Una convocatoria de un grupo de periodistas, activistas y artistas que vieron la necesidad de hacer una causa como propia y generar una campaña colectiva. Una campaña que se transformó en éxito por el gran grado de adhesión de mujeres y hombres de todo el país y que, incluso, llegó a países limítrofes.

¿Qué es la violencia machista?

Escucho continuamente a muchos hombres ofenderse por escuchar la adjetivación de ‘machista’ a este tipo de violencia, bajo el argumento de que son hombres que nunca ofendieron ni denigraron a una mujer. Pero acaso, ¿no vivimos en una sociedad que por años fue construida bajo la dominación de hombres, y por qué no decirlo, hombres blancos, que desterraron a las mujeres y todo aquel a quien consideraban diferente de los ámbitos de poder, de los ámbitos de las toma de decisiones? ¿No vivimos en una sociedad en donde la mujer gana un sueldo menor que el hombre a pesar de tener la misma formación y el mismo cargo jerárquico? ¿No vivimos en una sociedad en donde la mujer es juzgada por cómo se viste, por cómo actúa y cómo es su vida sexual?

El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.” – Simone de Beauvoir.

Suele acusarse a quién se declare feminista de estar en contra del género masculino. Pero eso habla de un alto nivel de ignorancia y desconocimiento. Según la RAE: “Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres”, esto significa que se iguale a las mujeres con los hombres, y no restar derechos a los hombres como muchos dicen. No se trata de una lucha de géneros, se trata de que el género deje de ser visto como un impedimento. Como lo explica claramente Emma Watson:

“Es conveniente recordar que el feminismo, por definición, es la creencia de que los hombres y las mujeres deberían tener iguales derechos y oportunidades. Es la teoría de la equidad política, económica y social de los sexos”.

Pero no sólo la violencia contra la mujer se ve en los asesinatos por cuestiones de género, se ve en acciones cotidianas. Vivimos en una sociedad que, a pesar de que luchemos continuamente y nos rasguemos las vestiduras para declarar que somos abiertos, que no discriminamos y que tenemos tolerancia, estamos rodeados de prejuicios. La violencia no necesariamente se da de forma física, existe la violencia simbólica, que no es menor, porque es la que sugestiona a las personas y limita su forma de actuar en los espacios públicos.

Los hombres hacen el código moral y que esperan que las mujeres lo aceptan. Ellos han decidido que es totalmente correcto y apropiado para los hombres para luchar por sus libertades y sus derechos, pero eso no es correcto y apropiado para las mujeres para luchar por ellos.” – Emmeline Pankhurst.

La violencia simbólica es aquella que constriñe libertades de forma indirecta, que genera que la propia persona no se permite ciertas acciones por temor o para evitar problemas. Esa violencia que se da todos los días, es la que mayor daño provoca. Es la que se transmite en la familia, en la educación, en los medios de comunicación y en los espacios públicos. Es nuestro trabajo disminuirla y hacerla desaparecer.

Por ahora es más lo que se ganó de derecho que de hecho.