La comunicación masiva y la participación ciudadana en política
Actualmente las redes sociales se han convertido en las herramientas de construcción de un mundo interconectado, incomparable al de otras épocas. Este desarrollo tecnológico en la comunicación masiva, ha generado grandes modificaciones en la vida cotidiana de las personas respecto a los modos de interactuar con los demás; y a su vez, logró un notable incremento de la participación ciudadana en la vida política de una sociedad. Ya no se necesitan más que un par de horas para interconectar a un enorme grupo de personas desconocidas entre sí, pero unidas por una idea en común, el expresar su sentir respecto a ciertos temas de relevancia social.
Latinoamérica ha sido testigo de muchas protestas en los últimos tiempos; este año en Argentina un accidente de tren ocurrido en Buenos Aires, desató furiosas protestas por parte de la ciudadanía. El año pasado en Chile se llevaron a cabo movilizaciones de universitarios que demandaban una enseñanza pública gratuita; y en Brasil los sindicatos de obreros salieron a las calles para reclamar por alzas salariales; mientras que en Perú hoy se vive un clima social tenso a causa de las protestas contra la minería, debido a la afectación ecológica de determinadas zonas rurales.
La Privación Relativa como sustento de las protestas sociales
Todas las protestas tienen un origen común en el descontento que determinados grupos pueden experimentar ante la privación de determinados bienes, valores y/o estados de vida; sin embargo, tal y como lo propone Ted Robert Gurr en su libro “El porqué de la rebeliones”, también pueden existir algunas protestas sociales con un sustento basado en una mera percepción o sensación de privación de bienes; lo cual, nos enmarca en una circunstancia denominada “Privación Relativa”.
A partir de dichas percepciones, muchas veces los grupos sociales, al considerar truncas sus posibilidades de adquirir determinados bienes o valores, terminan optando por protestar en las calles responsabilizando a las autoridades políticas sin haber hecho un previo análisis para determinar la auténtica responsabilidad que cada actor tiene en un contexto social determinado. Además, también se produce una “Privación Relativa” cuando un grupo social dice estar sufriendo una privación de bienes y/o estados de vida que no existen realmente; lo cual termina convirtiendo a los medios de comunicación masiva y a las protestas sociales en mecanismos de descarga de frustración de los ciudadanos. No debemos olvidar que a veces los gobiernos pueden decir “ser más de lo que son” y qué “pueden hacer más de lo que en verdad pueden”, tan sólo por un afán de rentabilidad política; lo cual genera en la sociedad a lo largo de los años, una falsa expectativa de adquirir determinados bienes, valores y/o estados de vida, que resultan inalcanzables en la práctica.
Los intereses políticos de los grupos de poder que canalizan las protestas sociales
Sabemos que el descontento derivado de la privación de bienes y/o valores es un incentivo popular para actuar en la arena política, y que la realización de las protestas sociales se encuentra muchas veces bajo la influencia del apoyo institucional de determinados grupos de poder dentro de la sociedad. Por tanto, es prudente cuestionarnos si en determinadas participaciones políticas a gran escala que realiza la ciudadanía, se está luchando por obtener la reivindicación de legítimos derechos en favor de ciertos grupos; ó si, simplemente se está colaborando a fortalecer el poder político de un determinado grupo institucionalizado que se ha encargado de desarrollar o de canalizar determinada protesta social basada en una privación real y/o relativa.
Finalmente, podemos concluir en que hoy es posible vincular el desarrollo tecnológico de los medios de comunicación a gran escala con la ascendente participación masiva de los ciudadanos en la arena política; la cual muchas veces se materializa en protestas sociales. Sin embargo, consideramos necesario hacernos las siguientes preguntas:
“¿Somos conscientes de nuestro rol dentro de la sociedad y del poder que poseemos para generar espacios de participación en la política, a través de las protestas públicas?”,
“¿Hasta qué punto podemos afirmar que las protestas sociales tienen un sustento objetivo y no están sólo basadas en las “privaciones relativas” de un determinado grupo social?; es decir, ¿protestamos por lo que sentimos que nos pueden dar o por aquello que sabemos que nos pueden dar?” y
“¿Existe la posibilidad de que las protestas sociales sean canalizadas por grupos de poder interesados únicamente en obtener protagonismo político?”.