No hay culturas mejores que otras. Nadie tiene la verdad sobre qué reglas deben de regir en una sociedad. En ciertos lugares priman determinados valores, que bien pueden ser similares a los nuestros o bien pueden ser muy distintos. Lo importante ante todo es respetar al prójimo, aceptar las diferencias. Entender que no hay culturas mejores ni culturas peores, simplemente hay culturas diferentes.
Si estás en una mesa de extraños y querés quedar bien, ya tenés tu discurso. No solo suena profundo y lindo, sino que está de moda… es cool!
Ahora bien, me pregunto cuánto hay de cierto en eso… ¿Puede reducirse todo a cuestiones relativas?
Hace poco se aprobó, en Irak, una ley en favor del matrimonio infantil, según la cuallos adultos pueden elegir a una niña de 9 años para contraer matrimonio – obviamente incluyendo entre sus obligaciones el deber de cumplir las exigencias sexuales de sus esposos, como toda buena esposa. Por su parte, en China continúala política de control de natalidad, aunque hay que reconocer que el tema se flexibilizó; un año atrás sólo se permitía que las parejas tuvieran un único hijo, ahoraa ciertas parejas se les permite tener un segundo hijo siempre y cuando alguno de sus padres haya sido hijo único. ¿Y cómo lo llevan a cabo? Buen, mediante la persuasión (becas y premios por cumplir la norma y multas en caso de un segundo embarazo), la esterilización (cuando la pareja tiene el primer hijo), y si lo anterior no fue suficiente, mediante abortos (en lo posible previo al 5º mes con el consenso de las partes, y sino medianteabortos forzados en el momento que sea). Si eso les parece fuerte –o injusto- es porque no escucharon lo que sucedió en Corea del Norte el año pasado: el día 3 de noviembre hubo unaejecución pública de 80 personas. ¿Las razones? Fueron los responsables de cometer delitos tales como ver películas de Corea del Sur o poseer en su casa alguna Biblia.
Ahora que sabemos esto (sí, ahora lo sabemos) me re-pregunto,*** ¿Son todas estas cuestiones que responden a meras diferencias culturales, y que por lo tanto debemos aceptar por respeto a la diversidad cultural?***
Películas como Rambo, la invasión norteamericana en Afganistan o Ávatar (peliculón!), nos muestran cuán dañina puede ser la intervención de una cultura sobre otra. Desde esa perspectiva -un poco provocativa, pero que representa la idea que muchos tenemos en la cabeza- es fácil sostener un discurso plural -de tolerancia y respeto-, rechazando las intervenciones que puedan ejercerse sobre culturas o territorios ajenos (además, tengo que reconocer, es difícil ir en contra de semejantes películas).
Mi preocupación, insisto, es qué sucede cuando nos enfrentamos a cuestiones tan sensibles (tremendas, injustas) como las que comentamos recién, y las otras tantas que están sucediendo a cada segundo. Para seguir con ejemplos, actualmente hay casi ochenta países que consideran ilegal los actos homosexuales consensuados, y entre los distintos castigos a dicho “delito” –multas, trabajo forzado, prisión- se destaca la condena que se aplica en siete de esos países: pena de muerte. ¿Realmente podemos decir que simplemente son cuestiones culturales, que debemos respetar y aceptar? ¿Negar allí una intervención no es esquivar el asunto y dejar de lado a los marginados de las demás culturas?
Así que ya están advertidos. La próxima vez que un extraño se siente en su mesa y pronuncie las siguientes palabras, mírenlo dos veces. Tengan cuidado de ser seducidos por un discurso que probablemente escuchó en el pasillo, o bajó de internet… quiero ver ahora que van a decir cuando escuchen esto:
“No hay culturas mejores que otras. Nadie tiene la verdad sobre qué reglas deben de regir en una sociedad. En ciertos lugares priman determinados valores, que bien pueden ser similares a los nuestros o bien pueden ser muy distintos. Lo importante ante todo es respetar al prójimo, aceptar las diferencias. Entender que no hay culturas mejores ni culturas peores, simplemente hay culturas diferentes.”