Coronavirus: la cura al comportamiento egoísta
¿Cuál creen que sería hoy la noticia principal en los medios de comunicación si no fuera por el Coronavirus? ¿Se han puesto a pensar eso últimamente? Porque yo no. No tengo idea de lo que está sucediendo allá afuera sin contar la pandemia. Personalmente, estoy un poco cansada de despertarme, abrir la página web de noticias de mi comunidad como hago siempre, y no encontrar nada para leer que no sea acerca de la expansión del virus.
Pero claro, estoy encerrada dentro de mi casa (como lo vengo estando por aproximadamente 30 días) ya que mi país declaró la cuarentena obligatoria hasta fines de Abril (al menos) y lo único que me interesa saber es cuando voy a poder finalmente salir otra vez. Por ende, probablemente no leyera ninguna noticia que no esté relacionada con el Coronavirus, porque quiero saber todo al respecto. Quiero saber los desarrollos de último minuto, porque así seré la primera en enterarse cuando todo termine.
Tenía un viaje planeado. A Nueva York. Mi vuelo iba a salir hace tres semanas. Me pasé la mayor parte de dos días seguidos, hace unas semanas, constantemente actualizando varios sitios de noticias, de mi país y también de Estados Unidos para ver si iba a tener que cancelar mi viaje. Esos dos días me estresaron más de lo que me había estresado algo en mucho tiempo. Me fui a dormir exhausta el primer día solo para despertarme al otro a las 7 de la mañana, antes de mi alarma, para seguir atenta al celular, obsesivamente. Seguro muchos de ustedes estaban en mi misma situación, y deberían saber que no estaban solos.
El segundo día tuve que soportar ver como la ciudad de Nueva York, uno de los lugares más turísticos del mundo, lentamente pero con decisión comenzaba a cerrar todos sus sitios.Tuve que ver como Madison Square Garden cancelaba todo evento deportivo, como Broadway prohibía todas sus funciones, y finalmente como la ciudad declaraba estado de emergencia. Estuve mirando el minuto a minuto del día exacto en el que el lugar al que había estado tan ilusionada por visitar cerraba completamente. Soportar este proceso me trajo más angustia de la que esperaba sentir en el caso de que simplemente me digan que tenía que cancelar el viaje. Fue innecesario. Especialmente porque un par de horas después, Argentina cerró sus fronteras. Podría haberme ahorrado el estrés de estar todo el día pendiente del celular, desesperada por noticias sobre la pandemia, porque mi vuelo iba a ser cancelado eventualmente de todas formas.
Esta situación me hizo odiar ver actualizaciones sobre el Coronavirus los siguientes días, porque todo lo que me importaba había sido su efecto sobre mi viaje. Sin embargo, cuando disminuyó mi frustración, me encontré a mi misma morbosamente analizando datos de contagios, muertes, y gráficos de tendencias una y otra vez durante el día. No sabía bien cómo explicar mi necesidad de saber todo. No creo poder explicarlo ahora tampoco. Puedo intentarlo, igual, y quizás les pueda ofrecer a ustedes una opinión acerca de por qué parecemos tan hambrientos de noticias últimamente; por qué compartimos cada artículo que encontramos a nuestros amigos, para poder observar detenidamente la extensión de la pandemia, o para juzgar (en muchos casos sin saber) las medidas que el gobierno está tomando, o incluso para asustarnos con predicciones de profesionales (y no tan profesionales) del tema.
Yo creo que los humanos, porque somos egoístas por naturaleza, nos maravillamos al ver algo que parece unirnos a todos. Me parece que a nuestro cerebro le cuesta asimilar que alguien en el otro lado del mundo está viviendo lo mismo que nosotros. Aunque seamos parte de una comunidad, siempre luchamos sin cansancio para dividirnos el uno del otro, y probar que somos únicos e irremplazables en la sociedad. Sin embargo, en este momento, nuestro egoísmo no tiene sentido.
Incluso si tu país no está en cuarentena obligatoria, seguramente no estás viviendo tu vida “normal”. Este desbalance de nuestro día a día nos ha forzado a mirar fuera de nosotros mismos, sacrificando nuestra forma de trabajar, estudiar y socializar por un propósito mayor: frenar la propagación del virus. Parece que, por primera vez en nuestras vidas, estamos todos siguiendo la misma mentalidad.
Esto es grande.
Esto es, en mi opinión, fantástico.
Siempre me fascinaron los movimientos masivos de gente. Personas de diferentes culturas uniéndose para luchar por un mismo propósito. Nunca me había frenado a pensar por qué me resultaban tan fascinantes. Resulta que me fascina que haya algo más grande que yo, y en el momento en que ese concepto se torna obvio, como ahora, me encuentro en un estado de perpetua incredulidad que me causa querer seguir informándome acerca de lo que sucede allá afuera para que todo parezca más real, y menos ficticio.
También estoy esperando el día que nos digan que se encontró una cura, y que la propagación del virus se puede frenar con una simple vacuna, gratis y disponible para todos. Sigo esperando que se restaure el balance de nuestra vida cotidiana y poder empezar otra vez a vivir mi vida de egoísmo sin culpa.
Y por eso sigo absorbiendo cada pedazo de información sobre el virus que puedo encontrar. Porque no puedo creer lo que veo y escucho, y también porque, cuando comienzo a creerlo, simplemente quiero que todo acabe lo antes posible.
Quizás mis palabras resuenen en ti, quizás no. Pero incluso si resuenan un poquito me gustaría que reflexiones sobre ellas, así como hago yo al escribirlas. Ojalá nos demos cuenta que estamos todos en esto juntos, y que hay cosas más grandes que uno mismo. Ojalá esta situación motive a la gente a intentar vivir con un poco menos de egoísmo cuando volvamos a la normalidad.
Podemos comenzar ayudando a gente que no conocemos con pasos cortitos, como compartir experiencias escribiendo en redes sociales, en algún blog (como en este) y así ayudando al prójimo a darse cuenta que no está solo en esto. Puedes salir a cantar por la ventana, y ver como tus vecinos se unen a ti. Puedes aplaudir a los médicos todas las noches, agradeciéndoles su sacrificio. También puedes tomar pasos más a largo plazo, y ofrecerte como voluntario en alguna organización, donar lo que puedas a gente que lo necesita, e incluso comenzar a reciclar en tu casa. Si lo piensas, preocuparte e interesarte por el bienestar de gente que no conoces es una de los pilares sobre los que se basa el SABF, y esperamos verte aqui con nosotros cuando el mundo finalmente vuelva a la normalidad.
¡Les deseo una linda cuarentena! ¡Nos estamos viendo!