Cada vez se conocen más iniciativas relacionadas con la educación y que apuntan a hacer una revolución en este campo. Los avances en tecnología y el acceso cada vez más fácil a más información y de mayor calidad, hacen que ya desde hace unos años se esté replanteando la forma en que el sistema educativo debe ser pensado.

Dentro de estas iniciativas, con la impresión 3D tenemos una herramienta realmente interesante para las escuelas y universidades. En este artículo vamos a ver cómo las impresoras 3D pueden ser utilizadas por profesores y alumnos, qué es lo que está pasando hoy y cuáles pueden ser sus impactos en el futuro.

La impresión 3D es una tecnología que está cada vez más establecida en lo que es manufactura y prototipado rápido, en un gran rango de industrias. Hacer que los estudiantes entiendan las aplicaciones y el potencial de esta nueva tecnología es, sin dudas, clave para su desarrollo. Además, una de las mayores fortalezas de las impresoras 3D es su capacidad para solucionar problemas reales en el mundo físico, lo cual posibilita lograr un cambio de mentalidad en lo alumnos, permitiéndoles cambiar su entorno resolviendo problemáticas reales.

Las aplicaciones de las impresoras 3D en las escuelas y universidades son infinitas. Estudiantes de diseño que pueden iterar y probar prototipos de nuevos productos, o clases de matemática en las que se pueden llevar** superficies y cuerpos** desde las ecuaciones a la realidad. Piensen en otras áreas: artistas que diseñan y crean sus esculturas, geólogos que pueden modelar un terreno en 3D, clases de química o biología en donde se puedan imprimir en 3D células, átomos, corazones o esqueletos. Y podríamos seguir con miles de ejemplos más.

En carreras como ingeniería y diseño, donde ya existe en la currícula la enseñanza de software CAD, resulta todavía más evidente y fácil la inserción de esta tecnología, ya que la curva de aprendizaje tanto de estudiantes como de docentes es mucho más baja. Es por ello que, hasta el momento, las** impresoras 3D en la educación** se focalizaron más que nada en las escuelas de diseño y en las asignaturas relacionadas con el llamado STEM (siglas para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática).

Las prácticas que se dieron hasta ahora con impresoras 3D en escuelas y universidades tuvieron muy buenos resultados. Lo más notorio son los niveles de motivación y compromiso****de los alumnos al utilizar esta tecnología. Al ver su diseño hecho realidad, no solo generan un vínculo mucho más estrecho con lo que están realizando, sino que tienen la posibilidad de rediseñar y mejorar lo que hicieron, y ver los efectos de estas modificaciones en poco tiempo.

Algo muy importante para mencionar en las experimentaciones que ya se realizaron, es que las impresoras 3D posibilitaron el trabajo en conjunto entre diferentes materias y carreras. Así, se lograron cruzar proyectos de arte con clases de matemática, o de física con materiales, siendo el producto impreso la conjunción de los conocimientos adquiridos en ambos estudios.

Otra ventaja que surge de la utilización de las impresoras 3D en la educación tiene que ver con los chicos con problemas de atención: al ver** resultados rápidos y tangibles** en sus clases, los alumnos mantienen el interés en la lección. Además, la posibilidad de hacer diseños más complejos hace que los chicos se enganchen mucho más y tengan ganas de seguir probando.

Además, existen softwares diseñados especialmente para estas aplicaciones, en donde el proceso de diseño e impresión es mucho más intuitivo y amigable para los alumnos.

Resumiendo, ¿por qué la tecnología de impresión 3D es tan importante en la educación?

  • Ayuda a los profesores, al poder visualizar en 3D conceptos que son difíciles de ilustrar de otra forma, y les permite generar más interés mostrandole objetos reales.
  • Posibilita producir diseños que son imposibles de manufacturar. Los alumnos ya no están más limitados a la hora de diseñar y pensar nuevos objetos.
  • Alienta y mejora el “aprender haciendo” y abre una ruta al “diseño iterativo”: los estudiantes pueden diseñar partes en 3D, imprimirlas, testearlas, evaluarlas y, si no funcionan, trabajar con ellas de nuevo. Esto inevitablemente incrementa la innovación en los diseños producidos.
  • Da más espacio para clases interactivas y fomenta el trabajo en equipo y el diseño colaborativo, permitiendo realizar trabajos en conjunto con otras materias o especialidades.
  • Tiene fuertes vínculos con el aprendizaje personal y las habilidades de pensamiento. Se forman estudiantes creativos y reflexivos.
  • Es una** tecnología nueva** que se está desarrollando realmente rápido: los estudiantes deben conocer las últimas prácticas industriales y comerciales.

Todas las pruebas realizadas confirman que las impresoras 3D tienen un gran potencial como recurso de enseñanza, y que pueden tener un** impacto social positivo** en el compromiso y aprendizaje de los alumnos, creando una experiencia educacional mucho más integral y completa.

Con Trimaker, empresa que fabrica y comercializa impresoras 3D en Argentina, estamos trabajando en esta área hace un tiempo, ya que creemos en el potencial de la tecnología. Y lo más interesante de todo es la gran cantidad de instituciones educativas que se han acercado para conocer más sobre las impresoras 3D y entender cómo pueden utilizarlas con sus alumnos. Ya sea en colegios técnicos o no técnicos, universidades o cualquier otro tipo de institución educativa, las impresoras 3D en educación comienzan a ser una realidad en el país y el mundo, y pueden crear una verdadera revolución en las aulas.