¿Qué es la sostenibilidad?
Según la RAE (Real Academia Española) la definición de “sostenible” es: “Dicho de un proceso: Que puede mantenerse por sí mismo, como lo hace, p. ej., un desarrollo económico sin ayuda exterior ni merma de los recursos existentes.” En esta definición rápidamente podemos detectar que las palabras más importantes son “proceso” y “recursos”. Es decir se está hablando sobre un proceso que puede mantenerse por sí mismo sin mermar ciertos recursos.
¿Sostenibilidad o Sustentabilidad?
Por otro lado, como todos sabemos, la palabra que se utiliza usualmente en nuestro país es “sustentable”. Esto se debe a que, como en muchas otras ocasiones, hemos tomado la palabra “sustainable” del habla Inglesa, y la hemos “castellanizado”. La palabra original, “Sustainable”, viene de la palabra “sustainability”, la cual está compuesta, si prestamos atención, por las palabras “sustain” y “ability”. Esto querría decir algo así como “habilidad de sostener”, con lo que volvemos a la definición de Sostenibilidad. Por otro lado si buscamos la definición de sustentable en la RAE, la misma es: “Que se puede sustentar o defender con razones.”
Una vez definido este concepto podrán notar que la sostenibilidad se podría aplicar a prácticamente TODO lo que hacemos diariamente. Ya sea a: nuestra forma de alimentarnos, a la forma en que nos transportamos, a nuestra economía personal, y porqué no, a nuestras relaciones.
Claro está que el abanico de irregularidades que este nuevo concepto pone en duda, es prácticamente infinito. Pero ¿hay algo que poner en duda?
¿Cómo empezó todo?
Sucede que hace un poco más de dos siglos y medio que surgió una revolución. La industrial. La misma fue un gran avance para la época ya que gracias a ésta, se logró masificar la producción de todo tipo de productos. Es decir, algunas brillantes mentes se dieron cuenta de que produciendo una misma unidad de forma repetida y a gran escala, se podrían bajar los costos de producción, y muchos individuos podrían tener acceso a ciertos productos que antes no disponían. Ni hablar si los productos además traían aparejada innovación y mejoras en la calidad de vida. Simplemente fue un éxito. De repente empezó a haber trabajo por doquier, la gente comenzó a migrar hacia las ciudades donde la calidad de vida era mejor, podían acceder a muchas comodidades que no disponían con anterioridad en el campo, etc. Pero ¿Cómo se producían todos estos bienes? ¿De dónde salían las materias primas? ¿Era posible reutilizar las mismas? En caso de que no, ¿Qué problemas nuevos acarrearían?
Extraer. Producir. Tirar.
Estimados lectores, bienvenidos al presente. Dos siglos y medio después de aquella revolución, aquí estamos. De seguro sentados, leyendo a través de una pantalla, estas incómodas líneas que transmiten una realidad nada agradable. Así es, las teclas en las que yo tipeo estas mismísimas palabras que ustedes leen, una vez obsoletas, le costarán al planeta por lo menos cientos de años es ser desechadas Los metales pesados con los que están hechos los circuitos electrónicos, con los métodos conocidos actualmente, son irrecuperables. Y así sucede con la gran mayoría de las cosas que seguimos produciendo. Pero tranquilos, a no desanimarse, como muy bien sabemos, lo más importante para solucionar un problema es, en primera instancia,** ¡Reconocerlo!**
Ahora bien, la sostenibilidad busca resolver este problema. Ella nos habla de que un proceso debería poder perdurar sin mermar estos preciados recursos, que, aunque muchas veces sea puesto en duda ¡Son finitos! Lamentablemente todo lo que nos rodea es finito. Ni siquiera el Sol durará para siempre. Claro está que por la rapidez con la que se regenera el aire el mismo se puede considerar infinito; pero ¿y si los árboles no fuesen suficientes?
Lo más importante de la cuestión es entender este nuevo concepto, el de sostenibilidad. Lograrlo no es difícil, pero, ¿Que pasa a la hora de aplicarlo?
¿Alguien está haciendo algo al respecto?
Actualmente son pocas las empresas que han logrado entender el cambio de paradigma necesario para poder ser sostenibles. Además el gran problema que este cambio trae aparejado, es un incremento de costos productivos, y/o en departamentos de innovación y desarrollo, los cuales, luego se trasladan a los precios de los productos que no todos los clientes están dispuestos a pagar. Sin embargo, como suele suceder la gran mayoría de las veces, la mejor solución pasa por educar. Como seres consumidores que somos, tenemos que comprender que a la hora de elegir un producto siempre es mejor elegir uno que esté dañando menos al planeta, y que, si podemos pagarlo, la diferencia vale la pena.
Lo mejor, como muchos ya habrán escuchado, es primero tratar de reducir el consumo, luego tratar de re usar los materiales desechables como envoltorios u objetos obsoletos, y por último intentar reciclar. En caso de no estar realizando ninguno de estos tres esfuerzos, estaríamos desperdiciando recursos los cuales probablemente que no se recuperen jamás.
Con esto debe quedar claro que los únicos que podemos generar un cambio significativo somos nosotros, como individuos. Tenemos que tener en claro y tomar conciencia de que la suma de muchas partes hace un todo, y que cada granito de arena hace una diferencia. No debemos esperar a que otros comiencen, sino que debemos comenzar nosotros mismos, siendo responsables con el medio que nos rodea, y respetuosos con las generaciones futuras. Debemos recordar que ¡El presente es un préstamo de nuestros hijos y no una herencia de nuestros padres!
Con esta nueva tendencia que ha surgido, muchas nuevas empresas están surgiendo, y una infinidad de posibilidades surgen para los nuevos emprendedores que quieran contribuir a un cambio positivo. La fundación ZERI (Zero Emissions Research Institute), encabezada por Gunter Pauli, se dedica a investigar procesos sostenibles. Gunter Pauli personalmente ha escrito un libro titulado “La economía Azul” en donde describe y explica, unas 100 innovaciones capaces de contribuir al planeta generando más de 100 millones de empleos.