Introducción
El crecimiento de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (TIC), en su afán de estar siempre en evolución, fueron cambiando la naturaleza de las relaciones globales. Desarrollos tecnológicos, como Internet, las computadoras personales y la telefonía celular, han convertido al planeta en una inmensa red interconectada de individuos que, desde cualquier lugar, se comunican e interactúan unos con otros a través de una variedad de canales.
Estos nuevos logros tecnológicos, son la razón principal de la nueva oleada de crecimiento, riqueza y bienestar en los países más poderosos del mundo. Éstos, además, son los mayores responsables del crecimiento económico citado y de los incrementos de productividad que acontecen. A su vez, son los encargados de llevar adelante la transformación de la estructura del mundo en la que vivimos. Sin embargo, es el mundo desarrollado el que está cosechando la gran mayoría de estos beneficios en detrimento de los países en vías de desarrollo.
¿Quién puede negar o decir que no está inserto en los cambios que se están produciendo a nivel mundial? Más y más, esto se profundiza, y lo hace a un oportunismo y a una velocidad vertiginosa. Mayores cambios, en menor tiempo.
El vivir “interconectados”
“En el proceso de la civilización podemos encontrar una explicación muy clara de la mutua constitución de las instancias sociales e individuales, siempre comprendiendo la importancia de centrarse, a la hora de analizar la sociedad humana, en los vínculos y la lógica que van desarrollando más allá de los intereses individuales”
Mariano Millán “ Algunas consideraciones sobre Norbert Elías “ página 54
Vivimos en un nivel de interconexión e interdependencia asombrosa, jamás antes imaginada. Internet ha crecido rápidamente y ahora es a nivel global. Y como toda nueva forma de comunicación, tiene sus beneficios y desventajas. La revolución de los software aparece junto con la llegada de otras aplicaciones informáticas, digitalización de la información y la nueva costumbre de estar siempre conectado y alerta las 24 horas, de conocer la vida, negocios y oportunidades que los demás ofrecen y que pueden ser aprovechadas por cualquier persona conectada.
Internet nació en los años 60’s, cuando la era de las Telecomunicaciones comenzaba a desarrollarse, y en tiempos donde la Guerra Fría gobernaba el mundo. Para ese entonces, los espías norteamericanos estaban esparcidos por todo el globo, y la necesidad por parte de los Estados Unidos de estar informado sobre los movimientos de sus rivales, hizo posible la creación de una red descentralizada. La interconexión ya se hacía latente en esos tiempos.
Internet es una red de redes. Es la abreviatura de “Interconnected Networks”, también conocida como “International Networks” (Red Internacional), y es de acceso público en todo el mundo. La misma, fue evolucionando a lo largo de los años, hasta convertirse en lo que es hoy en día. Permite tanto a personas como a organizaciones compartir información, recursos y servicios mediante redes de computadoras interconectadas. Las redes sociales dan a los individuos toda clase de oportunidades para que, junto a otros individuos, se conecten y participen, dejando que las mismas formen parte en todos los aspectos de sus vidas, desde los menos importantes hasta los más íntimos. Situaciones que suceden en cualquier parte del planeta, se suben a estas redes y se conocen en segundos a nivel mundial. Incluso negocios y contratos se realizan desde espacios completamente distintos y diversificados a lo largo del mundo, pues la utilización de un dispositivo con cámara web y una conexión a internet son requisitos suficientes como para acortar las distancias pertinentes y reales que impiden el contacto con el otro.
Pero, ¿es posible afirmar que el contacto realizado por intermedio de alguno de los canales tecnológicamente disponibles es un sustituto perfecto del realizado personalmente? Claramente no. Pese a que las caras de las personas son las mismas, la frialdad de una pantalla no podrá nunca resolver el problema del sentimiento de lejanía, mucho menos el de la imposibilidad del tacto. La percepción es diferente y las situaciones se desarrollan de otra forma cuando uno está frente a otra persona en un mismo espacio común. Entre las cosas que aún siguen latentes, se encuentran los grandes y más importantes acuerdos, los cuales se siguen desarrollando personalmente, cuestión que no parecería cambiar en un futuro inminente.
La insuficiencia al hablar de individuos en forma aislada
Continuamente se habla de las nuevas generaciones revolucionarias y de sus nuevos paradigmas. Se dice que son las encargadas de imponer las modas, y, que sin ellas, los líderes actuales no pueden subsistir. Que hay que aceptarles todos sus caprichos y hacerlos sentir a gusto todo el tiempo.
¿Pero no es cierto también que estas generaciones dependen de las anteriores? Bien es cierto que se necesita de los nuevos talentos, las nuevas ideas, opiniones y acercamiento de las personas jóvenes, pero también es cierto que más allá de que las ideas y los conocimientos vayan evolucionando y quedando obsoletos, es la experiencia y una visión reflexiva lo que las generaciones mayores poseen consigo y que los jóvenes no pueden adquirir sino a través del transcurso del tiempo. En estos tiempos se centra demasiada atención a lo nuevo, o bien, se le resta demasiada importancia a lo viejo, con todo lo que eso implica.
Las sociedades viven interconectadas entre sí, dependen una de la otra. Lograr el equilibrio y adaptación perfecta entre generaciones parece ser la clave del éxito. No se puede negar que se necesita de la interacción de personas experimentadas y de mente crítica y singular (generación Baby Boomer), y de quienes se encuentran entre lo viejo y lo novedoso (generación X), junto a generaciones actuales, que aportan nuevas ideas y pensamientos (generación Y), y de aquellos que manejen la tecnología incluso mejor que a su propio cuerpo (generación Z).
Hoy en día, la interdependencia supera toda barrera existente entre generaciones, naciones, gobiernos y empresas. Nada depende de un simple individuo experimentado o que sepa utilizar mejor que nadie una computadora, tampoco de una simple empresa donde existen varios o muchos individuos que interrelacionan entre sí y no alcanza con la unión entre países formando un bloque.
Internet estableció un antes y un después en la vida de las personas.
La prioridad: ¿lo individual o lo colectivo?
Una sociedad se encamina en un determinado rumbo por la acción conjunta de sus individuos. Cada uno de ellos, en formar particular, colabora en que eso suceda. El querer aislar a una persona en especial se vuelve una tarea imposible, pues la interconexión está alcanzando valores récords nunca imaginados.
Al buen profesional de hoy en día, ya no le es suficiente el hecho de poseer todos los saberes respecto a su área. Su formación debe estar acompañada del conocimiento y aplicación de las nuevas y modernas tecnologías de trabajo, de la optimización en la interconexión con otros profesionales, del deber de estar actualizado día tras día y del de tener la suficiente adaptabilidad a los cambios que se van produciendo en forma constante, frente a un futuro que se considera incierto.
Debe encontrarse el punto en el cual se valore al individuo como tal, pero sin descuidar la capacidad que el mismo tiene para sobre lo colectivo. Es sabido que cada persona es diferente al resto y, según sus cualidades, aportan de diferente manera a la sociedad u organización, pero también se debe tener en cuenta cuánto genera ese individuo al conectarse con otros.
Ya no es posible observar a una persona sólo por su comportamiento y rendimiento individual sin tener en cuenta el colectivo. No debe dejarse de lado este concepto de sinergia, de relevante importancia en estos tiempos. La potencialidad generada por la unión entre individuos pasa a ser primordial, pues, la interconexión, se vislumbra como la clave de un mejoramiento continuo y un mejor conocimiento de lo nuevo.
La interconexión como oportunidad de crecimiento
Bien se sabe que la globalización promueve el crecimiento y desarrollo. Es inminente que las naciones en vía de desarrollo, como los países de Latinoamérica, se vinculen con mayor velocidad a las redes globales de información y que obtengan el impulso necesario hacia la obtención de mayor riqueza y prosperidad.
Resulta inútil todo esfuerzo que se realiza si no existen las condiciones necesarias para que se apliquen o se utilicen las mismas. Sin gente que entienda y esté educada, o con niveles altos de analfabetismo, ninguna nación puede participar del “Mundo Interconectado”.
De forma lamentable, aunque el uso de las TIC en la educación es uno de los catalizadores más poderosos para estar preparados para actuar en el mundo interconectado, es una oportunidad que se suele desperdiciar, malentender o subestimar en países en vías de desarrollo, y ésta suele ser el principal detonante del límite existente entre las comunidades con posibilidad de utilizar las computadoras y los recursos en línea frente a los imposibilitados de hacerlo.
Para promover este recurso, se deben incorporar las TIC al sistema educativo. La capacitación continua surge como un deber para todos aquellos educadores, ya que la parte del proceso educativo de nuevas generaciones es lo primordial para exponenciar el conocimiento y tener un mejor futuro.
Conclusión
En sus orígenes, las redes sociales se utilizaban con otras finalidades, como su nombre lo indica, específicamente para comunicarse con otras personas. Por ejemplo, para mantener el contacto con sus familiares o amigos, reencontrarse con antiguos compañeros del colegio o de otros trabajos, o unirse a grupos afines a las ideas del usuario. La explosión de las mismas está haciendo que el uso de éstas vaya más allá de lo que en un primer momento se pensó. Y es que no cabe duda de que las redes sociales han traspasado el uso personal para entrar en el mundo de los negocios. El gran alcance logrado por esta red global basada en la tecnología, ha generado un mundo en el que virtualmente cualquier persona, y en cualquier lugar, tiene el potencial de cosechar los beneficios del estar conectado y formar parte de la Red. La información, el conocimiento y el medio se democratizan. Cada persona es un nodo. Cada ciudadano es un punto de vista. Cada miembro es una realidad similar o dispar. Y todos, viven interconectados.
Nos guste o no, el nuevo mundo que ahora mismo se está gestando en manos de “nuestros herederos” se apoyará sobre las nuevas tecnologías, la intercomunicación en red de todos los actores implicados y la multiculturalidad de la especie humana resultante.
En América Latina, queda abierto el desafío para que nadie resulte excluido de este extraordinario cambio, pues cada individuo, cada región, cada cultura que se incluya, implicará un aporte de riqueza y engrandecerá la de todos.
Es, el invertir en educación, en mi opinión, con lo que la región más se verá beneficiada.*
Queda plantearse un desafío a nivel global. ¿Permitirá la Internet anárquica ordenar, en lugar de dispersar, los valores de los individuos?*