He participado en muchas conferencias y eventos en donde me dijeron, siendo joven, que la juventud “es el futuro”. Esta frase no sólo deja de lado sino que también subestima las actividades y acciones de la juventud en “nuestro presente”. De hecho, desde pequeña ya estaba trabajando como voluntaria para transformar mi comunidad local, con diferentes iniciativas para alcanzar un ambiente urbano más sustentable y conseguir un cambio en la conciencia ambiental a través de acciones simples y específicas. Luego, escucho esa frase un tanto desafortunada y me pregunto: ¿por qué las personas llaman a nuestra generación “el futuro” si también estamos comprometidos en transformar nuestro presente?
Creo que esa fue una barrera que nuestra joven generación ha atravesado y atraviesa diariamente gracias a sus acciones. Somos “el presente”, difundimos entusiasmo, ideas, innovación, respeto por los otros, creatividad, deseo de descubrir, preguntas, energía, entendimiento. Nosotros vemos el mundo como es y preguntamos “¿por qué?”, e imaginamos uno diferente y preguntamos “¿por qué no?”. Nos atrevemos a soñar y a hacer cosas que los adultos han perdido la voluntad de hacer. Tenemos gran capacidad para aprender y para liderar. Hay muchas organizaciones de jóvenes trabajando alrededor del mundo, de la región y localmente. Creo que no hay dudas de que la juventud tiene un rol decisivo en el fomento del cambio. Los veo abogar por la acción: construyendo casas, creando compañías y superando barreras de lenguaje para enseñar a chicos en otros países. Los veo viajar alrededor del mundo para promover la paz, el entendimiento cultural y para trata de terminar con la destrucción ambiental, con un fuerte entusiasmo y con enorme determinación. Entonces, ¿todavía crees que la juventud es sólo “el futuro”? Pero ésto es sólo un poco de lo que implica ser joven, porque estoy convencida de que todavía hay mucho más por hacer…
Las iniciativas juveniles actuales nos recuerdan cuánto más puede ser alcanzado si fortalecemos las voces de los jóvenes. Definitivamente necesitamos una visión a largo plazo y, por consiguiente, las decisiones no pueden dejar al 50% de la población fuera de ellas, debemos considerar que las decisiones que tomamos hoy afectarán nuestra situación en el futuro. La gente joven debe tener la oportunidad de participar activamente en la vida cívica de nuestras sociedades y en el proceso de toma de decisiones. Alentémoslos, apreciémoslos y valorémoslos ahora, en el presente. Invirtiendo en los jóvenes, incluyéndolos y construyendo un ambiente propicio para el desarrollo de su liderazgo y creatividad permitirá crear la base de sociedades prósperas, mejores y más fuertes.
En conclusión, he tratado de destacar la importancia de las generaciones jóvenes en la sociedad, generaciones que por mucho tiempo han sido dejadas de lado en todo el mundo por ser consideradas sólo “el futuro” (¡al menos no se habla de ellas en “pasado”!). Es tiempo de cambiar eso, es tiempo de que los jóvenes alrededor del mundo tomen su merecido lugar como agentes de cambio en nuestro presente. Los políticos pueden aprender mucho de la juventud. Sólo basta con crear espacios para que los jóvenes tengamos un rol como formadores de políticas.