Hace unas semanas me enteré por La Nación que el precio de las acciones de Apple bajó abruptamente tras darse a conocer que en la empresa se prevé una caída en las ventas. Esto me hizo reflexionar mucho. Apple tenía los mismos bienes, los mismos empleados, todo igual; pero un día se despertaron, y la empresa valía considerablemente menos que el día anterior. El mismo bien pasó a valer menos. Lo que cambió no fue el bien en sí mismo, sino la expectativa que se tenía acerca de él.
El valor de las cosas es una cuestión difícil. Muchos dicen que las cosas valen porque la gente está dispuesta a pagar por ellas. Otros, como Marx, dicen que las cosas valen por la cantidad de trabajo que cuesta producirlas. Pero, finalmente, ninguna de esas definiciones sirve para conocer “inmediatamente” el valor de una cosa. No puedo saber cuánto vale una foto autografiada de Palermo hasta tanto no vaya al mercado y vea cuánto están dispuestos a pagar. O, si yo fuera marxista, tendría que ponerme a calcular cuánto trabajo implica encontrar a Palermo y sacarle una foto autografiada.
Pero en el mundo capitalista en que vivimos, conviene saber cuánto está dispuesta a pagar la gente por mis bienes. Y mucho mejor es saber qué precio pagarán en el futuro por las acciones que tengo.
Un ejemplo: el oro vale, y su valor radica en que mucha gente lo aprecia: es un metal preciado. En cambio, una acción generalmente vale porque representa una parte del capital de cierta empresa y promete pagar dividendos. A veces, tiene cierto aspecto de “oro”: si es una empresa muy famosa que está en crecimiento – aún cuando pueda no pagar ningún dividendo. Además de eso, la fuerza del mercado hace caer el precio cuando oye que “se prevé una caída en las ventas”. ¿Quién lo “prevé”? ¿Con qué fundamentos? ¿No podrá pasar algún día que los gerentes quieran provocar una caída en el precio de la acción para después comprarlas ellos a un precio barato? ¿O tal vez que se subestime la caída y que los problemas de la empresa sean en realidad más graves? Además… ¿quién es el mercado? ¿cómo toma decisiones? Todo surge de comportamientos colectivos y de decisiones impersonales. A lo sumo se los puede estimar.
Acá está el tema. El valor de las cosas no depende de lo que ellas son “en su esencia”. Más bien, el valor de las cosas depende de lo que la gente cree que va a pasar, basándose en cierta información que puede o no ser correcta. Los holandeses, en un punto de la historia, se pusieron a especular con tulipanes. Llegó el día en que se podía comprar una granja con una sola planta; un mes después el precio había caído a casi cero. Pero los tulipanes fueron siempre los mismos, lo único que cambió fue la opinión de la gente. Si Apple no anunciaba nada, al día siguiente la acción hubiera valido lo mismo que antes. Y la empresa habría estado en la misma situación.
Tengo acciones de Techint. Tras la disputa entre la presidente Cristina Fernández y Paolo Rocca, el valor de las acciones de Techint cayó. Tiempo después se reconciliaron y el valor de las acciones se recuperó. ¿Sirvió para algo mi inversión? ¿Cuánto valen las acciones? ¿cuánto van a valer? No lo sé. No sé bien cuánto valen…