El año 2016 no sólo significa el comienzo de una nueva etapa en la historia democrática de nuestro país con la elección de Mauricio Macri como presidente. 2016 es también el bicentenario de la declaración de la independencia de las Provincias Unidas del Sud del Reino de España.
Napoleón y su hermano Pepe Botella ya eran historia en 1816. El congreso de Viena realizado en 1815 marcaba la tendencia restauradora. Sin embargo, en el sur del continente americano, como en el resto de las colonias españolas de América, un proceso emancipador parecía ya irrefrenable. De la preservación de los derechos de Fernando VII pasamos a reclamar Independencia y Constitución. La declaración de independencia la logramos en Tucumán el 9 de julio de 1916. Para la Constitución debimos esperar décadas en las que nos vimos enfrentados tanto interna como externamente.
Aquella declaración de independencia basada en los principios iluministas y en la experiencia americana en el norte del continente marcó el comienzo de una historia en común. Una historia llena de encuentros y desencuentros, de logros y frustraciones, de unidad y desunión, de orgullo e infamia.
200 años después la Argentinidad sigue siendo un valor en continua evolución y los desafíos que enfrentamos hoy en día como sociedad parecen tan fundacionales como los de julio de 1816.
Logramos establecer un Estado republicano independiente y dictar una constitución pero no necesariamente logramos gozar de las ventajas de la democracia constitucional.
Nos planteamos esbozar una lista de cinco desafíos que enfrentamos los argentinos del bicentenario:
1) Reducción los niveles de pobreza. Luego de 30 años de democracia continua el número de compatriotas bajo el umbral mínimo de condiciones de vida se mantiene en un porcentaje irracional para las condiciones materiales y humanas con las que contamos los argentinos.
2) Integración del espacio nacional. Igualación de las condiciones de vida a lo largo y ancho del territorio. Desarrollo de infraestructura y condiciones de vida para alcanzar un bienestar digno desde la Quiaca hasta Ushuaia. Fortalecer el federalismo.
3) Lograr niveles de convivencia social. Ante la fragmentación social y los quiebres ideológicos trabajar fundamentalmente desde la educación el respeto y la convivencia democrática.
4) Fortalecimiento de las instituciones. Regulación del ingreso y la carrera en el empleo público. Limitar los márgenes políticos en los cuadros de la administración. Disminuir el hiperpresidencialismo.
5) Finalizar con la marginalización laboral. Un tercio de quienes trabajan lo hacen fuera del sistema. El primero a comenzar con esta tarea es el Estado, mayor empleador irregular del país.
¿Y a vos, cuáles te parecen los desafíos que enfrentamos los argentinos del bicentenario?