Les compartimos esta nota que escribió Analía Gomez Vidal para el diario El Economista unos días antes de la celebracion de la sexta Cumbre de las Américas que se realizó el fin de semana pasado en Colombia. Espero que sea de su agrado y que nos compartan sus opiniones.
El sábado 14 y domingo 15 de abril se celebrará, en Cartagena de Indias, Colombia, la sexta Cumbre de las Américas. En ella, la mayor parte de los países del continente discutirán sobre múltiples temáticas, en una agenda liderada por la lucha contra el narcotráfico, y rodeada de las controversias generadas por la ausencia de Cuba en dicha reunión, por la que los países del ALBA han amenazado con ausentarse o incluso han confirmado su inasistencia.
Para Barack Obama, este evento será una parada más en un mes dedicado casi por completo a América Latina en su agenda internacional. A comienzos del mes, se ha reunido con los presidentes de México, Felipe Calderón, y de Brasil, Dilma Rousseff, con el objetivo de discutir bilateralmente distintas cuestiones que abarcan desde la lucha contra el narcotráfico hasta el comercio regional. Este fin de semana asistirá a la Cumbre de las Américas, en Cartagena de Indias, donde posteriormente se reunirá con el presidente Juan Manuel Santos.
En este marco, es pertinente considerar la relación comercial entre Estados Unidos y América Latina, cuyos cambios y avances como consecuencia del panorama geopolítico confirman lo que parece evidenciarse paulatinamente en el escenario internacional: América Latina está ante la posibilidad de cumplir un rol clave para el desarrollo de la economía y la política internacional. En este sentido, Estados Unidos ha comenzado en 2011 a trabajar en distintos acuerdos de libre comercio con países de la región, como es el caso de Colombia y Panamá, cuya entrada en vigencia se alcanzaría durante el 2012.
En particular, la relación entre Colombia y Estados Unidos se destaca entre las más fluídas y fructíferas a nivel comercial. La vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado por ambos países en 2006, dará nuevo impulso a la relación comercial bilateral. Se espera que las exportaciones de maquinaria agrícola, equipos de construcción y equipos médicos provenientes de Estados Unidos sean algunos de los beneficiarios de reducciones arancelarias que oscilarían entre el 70% y el 92% para Colombia, mientras que el país latinoamericano eliminaría la prohibición de importaciones de equipos tecnológicos tales como computadoras, celulares y autopartes, entre otros.
Entre los países latinoamericanos que ya tienen tratados con Estados Unidos se encuentra Chile. En ese caso el TLC, entró en vigor el 1° de enero de 2004, ha avanzado en la desgravación del comercio bilateral que culminará en 2015 con la liberalización del 100% del comercio. Según la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales de Chile, el intercambio bilateral ha crecido a una tasa promedio anual de 10% entre 2004 y 2009, constituyendo a Estados Unidos en el principal socio comercial de Chile. De acuerdo a la información de dicho organismo, a noviembre 2011, las exportaciones chilenas aumentaron 32% respecto al año anterior, mientras que las importaciones aumentaron 49%.
Otro de los países latinoamericanos que cuentan con acuerdos de libre comercio con Estados Unidos es Perú. El acuerdo, ratificado por ambos países de manera definitiva en 2007, ha sido notablemente criticado por la opinión pública peruana al momento de su negociación, en los años previos. En cuanto a su resultado empírico en el comercio bilateral, las exportaciones peruanas no han tenido grandes entre el período previo a su negociación, en 2005, y posteriormente a su aprobación, en 2009. En particular, la variación entre las exportaciones peruanas en ambos períodos representa una caída del 17%. Por otra parte, la variación durante el mismo período de las importaciones de productos norteamericanos en Perú fue 113%. Si bien a primera vista la relación comercial entre ambos países pareciera haberse fortalecido, es notable que Estados Unidos pareciera pelear el podio como socio comercial de Perú con China en los últimos años. Mientras el comercio global en 2010 para Estados Unidos y Perú fue de u$s 11.842, el comercio en 2010 para China y Perú fue de u$s 10.545,8.
Por otra parte, uno de los países claves para el escenario internacional, y cuya preponderancia en la región es indiscutible, es Brasil. Por ello, durante esta semana Dilma Rousseff tendrá no sólo una reunión con Barack Obama, en la que buscará fortalecer la relación, incluyendo el aspecto comercial, sino que buscará aumentar su presencia incluso en el intercambio académico, con el aumento de estudiantes brasileños en Estados Unidos. En lo que respecta a la relación comercial, durante los primeros meses de 2012, Brasil ha alcanzado ventas a Estados Unidos por un monto aproximado de 6.966 miles de millones de dólares, lo que representa un incremento del 7,5% respecto al mismo período en 2011. Sin embargo, Brasil mantiene el déficit comercial con Estados Unidos, ante importaciones norteamericanas por 7.735 mil millones de dólares.
Si bien las relaciones diplomáticas no parecen ser tan fluídas, las relaciones comerciales entre Venezuela y Estados Unidos han protagonizado un nuevo impulso desde el 2011. Después del bienio 2009-2010 en el que las exportaciones hacia el país del norte habían decrecido, y con importaciones cuyo comportamiento fue mucho más irregular, el 2011 fue un año de fortalecimiento de las relaciones comerciales entre ambos países, con intercambios que alcanzaron 54 mil millones de dólares como monto total, y 41 mil millones de dólares en exportaciones.
La relación comercial entre Argentina y Estados Unidos ha sido protagonista de noticias en las últimas semanas a partir de la tensión ocasionada por las políticas restrictivas argentinas y las penalidades estadounidenses, con la decisión de suspender a Argentina del Sistema Generalizado de Privilegios (GPS en inglés), que eximía de aranceles a las importaciones a productos argentinos. Sin embargo, la relación comercial bilateral entre ambos países ha decrecido en la última década. Desde la crisis de 2001, Argentina ha tendido a diversificar su comercio, incentivando relaciones con alternativas menos costosas como Brasil y China, lo que impidió a Estados Unidos recuperar la importancia relativa para el comercio local, manteniéndose como el cuarto destino de nuestros productos.
Aún si la evidencia demuestra que Estados Unidos sigue siendo un actor clave para el comercio exterior en América Latina, existen otros actores emergentes que ponen en jaque la potencialidad del predominio comercial del gigante del norte. En especial, China parece estar pisandole los talones. Según datos de la CEPAL, la relación comercial entre América Latina y China ha sido creciente a una tasa promedio constante de 25% anual durante los últimos 5 años, y podría convertirse en el segundo destino de exportaciones y proveedor de nuestra región para 2015. Además, la injerencia creciente de China también puede observarse en sus inversiones extranjeras. Según la consultora Deloitte, entre junio 2010 y mayo 2011, el país asiático ha destinado más de 15 mil millones de dólares en inversión en América Latina, principalmente dirigidos a Brasil y Argentina. La inversión china, proyectada por CEPAL, superaría los 22 mil millones de dólares en la próxima medición. Para Mauricio Claveri, especialista en comercio exterior de la consultora abeceb.com, es difícil que Estados Unidos recupere su rol preponderante. “Estados Unidos sigue teniendo un problema de competitividad (tanto por costos como por tipo de cambio) que se manifiesta en una balanza comercial muy deficitaria”, advierte. Agrega, a su vez, que “tanto China como Brasil están consolidando su capacidad industrial de competitividad mundial, por lo que su inserción en los mercados de la región no deberían menguar.”¿Pero es China el mejor socio comercial para nuestra región? La capacidad exportadora de productos industriales del país asiático y la complementariedad estratégica con América Latina lo hacen atractivo. Claveri define la gran cantidad de población china, junto con la creciente demanda de commodities como las claves para el impulso en la relación comercial con América Latina.
**¿Pero qué ocurre dentro de América Latina? Las relaciones comerciales a través de acuerdos de libre comercio entre países de la región es mucho menos dinámica que en relación a Estados Unidos y a China. **En particular, en los últimos diez años, se firmaron sólo cinco acuerdos de libre comercio, de los cuales tres han sido firmados por México (con Uruguay, Perú y Bolivia) y dos firmados por Perú (con Chile y México) y Chile (con Perú y Colombia). Por lo tanto, es de destacar que el comercio intrarregional no se ha desarrollado de manera tan vertiginosa como las relaciones hacia el exterior. Esto podría ser explicado, en principio, por la poca diversificación de exportaciones que existe en la región, que depende primordialmente de la comercialización a nivel internacional de commodities y productos primarios. Según Claveri, “para revertir este fenómeno, se requiere una mayor densidad o complejidad económica de los países, que abra posibilidades de complementación intrarregionales, y sobre todo un mayor desarrollo industrial”.
En definitiva, la Cumbre de las Américas se presentan este año como una nueva oportunidad para Estados Unidos de fortalecer las relaciones con América Latina, que si bien demuestran ser positivas, han perdido la importancia que solían ostentar en décadas pasadas. En particular, ante el desarrollo relativo de las relaciones con países como China, o incluso Brasil dentro de la región, será un nuevo desafío para la potencia americana repensar las relaciones con la región para mantenerse como jugador indispensable del escenario económico internacional.
Comercio intrarregional en Latinoamérica
Más allá del comercio exterior de América Latina con Estados Unidos, China y el resto del mundo, es importante considerar el panorama puertas adentro en la región, su situación actual, y su potencial aún no explorado. En el último año, el intercambio comercial entre países de la región habría alcanzado su máximo histórico por un total de u$s 160 mil millones, y un crecimiento relativo al año anterior que superaría el 25%, tendencia que se repitió entre 2009 y 2010, según los datos proporcionados por la Asociación
Latinoamericana de la Integración (ALADI). Sin embargo, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el comercio intrarregional ha caído en su importancia relativa al comercio global, representando sólo el 17,1% para la región. Este panorama parece poco alentador en comparación con otras regiones del mundo, como la Unión Europea, donde el comercio intrarregional es dos tercios del comercio global, o NAFTA (50% de comercio intrarregional), y Asia (40%).
¿Es posible que América Latina pueda aumentar el comercio intrarregional?
En principio, parece ser una alternativa poco factible en el corto plazo. Al considerar que los principales productos exportados por la región corresponden a commodities (petróleo, cobre, carne y frutas), y que los principales productos importados fueran insumos intermedios, bienes de consumo y de capital, parece ser evidente que la poca diversificación de la producción latinoamericana dificulta su asociación comercial para expandir su relevancia respecto a las economías más fuertes a nivel internacional. Según Mauricio Claveri, al ser bajo el nivel de complementariedad de las economías latinoamericanas, los principales mercados se encuentran fuera de la región, y si bien los productos industriales podrían ser abastecidos por Brasil, México y Argentina en menor medida, el desarrollo industrial intermedio de dichos países mantiene una reducida oferta para la demanda regional. Por otra parte, la cantidad de asociaciones regionales y acuerdos de libre comercio o preferenciales que existen en la región parecerían ser contraproducentes para el comercio intrarregional. Si bien serían muestras de las voluntades de impulsar el intercambio entre países de América Latina, también son, en muchos casos, acuerdos y alianzas que se solapan entre sí, provocando mayores trabas al comercio, cuya potencialidad podría ser concretada si se simplificara la arquitectura comercial de la región.
Cabe destacar que, más allá de los cambios a mediano y corto plazo que podrían impulsar el aumento del comercio intrarregional, la aplicación de éstos deberá responder a la heterogeneidad que presenta la región en la actualidad. Si se observan las economías de los países asistentes a la Cumbre de las Américas durante este fin de semana, la amplitud es tal que el evento reunirá a la primera y a la séptima economía del mundo en 2011 junto a economías mucho menos desarrolladas, que ocupan puestos inferiores a los cien primeros del ranking de PBI según el Fondo Monetario Internacional. Por lo tanto, cualquier medida que pudiera surgir con el afán de fortalecer a América Latina como región comercial y mejorar su posición a nivel global deberá ser aplicada de forma paulatina, y sus resultados no serán evidentes de manera inmediata. En términos de Mauricio Claveri, “No hay una receta única para la integración entre países. El comercio puede ser impulsado tanto por un acuerdo bilateral como por la constitución de un bloque, lo importante es la calidad de la integración.”