Esta semana, en el marco de las ExpoEfi, distintos economistas y politólogos presentaron sus perspectivas sobre la situación Política Económica Argentina. Mediado por mi subjetividad, va un breve resumen de los puntos más salientes que en conjunto conforman un claro escenario de lo que le espera a la Argentina en los próximos años.
Plano Económico
El denominador común de los expositores era el tono de preocupación. La discusión no pasaba por establecer el mejor programa para continuar el desarrollo de la Argentina, sino que se planteaba de qué modo convendría sobrellevar un escenario económico complicado. En ese sentido, la expectativas eran comunes: nos esperan dos años difíciles. Tanto Miguel Kiguel (Director de Econviews), como Daniel Artana (Economista Jefe de Fiel) y Carlos Melconian (Director de M&S Consultores) planteaban como preocupación principal que el país “llegue a 2015” sin una crisis profunda (hiperinflaciones, megadevaluaciones, tarifazos, default, etc). Es decir, la atención principal estaba en que la situación económica no descarrile y permita un cambio de gobierno ocurra de manera ordenada. Como diría Melconian: “No chocar es negocio”. De todos modos, tampoco hay que alarmarse (al menos no del todo). A su manera, cada uno dejó entrever cierta dosis de optimismo. En palabras de Kiguel: “Lo importante es llegar al 2015, y eso va a ocurrir. Siempre al borde del precipicio, pero sin caernos”.
Para arribar a dichas conclusiones, los focos principales estuvieron puestos en la inflación, el tipo de cambio y las reservas; y entre ellos había un acuerdo unánime: lo primero que debe hacerse es combatir la inflación. Como sentenció Hernán Lacunza: “Si no bajamos la inflación, las alquimias cambiarias y financieras van a tener efectos temporales”. Profundizando este punto, Lacunza (Gerente General del Banco Ciudad) aportó una mirada interesante al buscar alejarse de las interminables discusiones teóricas que se suscitan últimamente en Argentina en torno a las causas de la inflación: en lugar de seguir discutiendo cómo se podría bajar la inflación, haríamos bien en poner sobre la mesa cómo seguro NO la vamos reducir. No la vamos a reducir con control de precios, no la vamos a reducir con una emisión al 30%, no la vamos a reducir con un déficit fiscal del 4 – 5%, no la vamos a reducir con subsidios en el orden del 5%. Sobre este punto también se pronunció Diego Giacomini, quién comenzó su exposición con la provocadora frase: “Un poco de inflación no es bueno”. La cuestión es que para este 2014 la mayoría de los expositores pronosticaron una en torno al 35%.
A nivel macro, una de las grandes consecuencias de la inflación es que “se come la competitividad”. De este modo, podemos esperar que altos niveles de inflación generen presiones para devaluar la moneda. Para que todos entendamos qué significa esto, podemos pensar que una inflación del 30% significa salarios 30% más altos. Si el tipo de cambio se mantiene, eso implica que los salarios sean un 30% más altos en dólares; cosa muy perjudicial para nuestros exportadores, ya que siguen vendiendo al mismo precio. Para que los mismos recuperen la competitividad necesitarían aumentar los ingresos en dólares y disminuir sus costos en pesos; es decir, necesitarían que el peso valga menos (lo que equivale a una devaluación del peso).
Toda esta intrincada red de interrelaciones entre variables y conceptos excesivamente técnicos deriva en un dato clave: el nivel de reservas. Si queremos saber cómo va a terminar la película, un buen indicio es seguir este valor. En este sentido el panorama es desalentador. Los gráficos con la variación de las reservas muestran que en los últimos años (2012-2013) las mismas cayeron a un ritmo vertiginoso. Como bromeó Kiguel, la línea que muestra la caída del nivel de reservas es tan empinada que, si fuera un tobogán, tendría miedo que su hijo se tire.
Optimismo a la vista
Si bien había un panorama compartido de que nos esperan dos años complicados, no debemos preocuparnos (al menos no por demás). Si alzamos la vista y miramos hacia el horizonte, el paisaje está teñido de grandes oportunidades. En este punto también había un gran acuerdo, post 2015 la expectativas son prometedoras. Como explicó Claudio Zuchovicki (Gerente de desarrollo de la Bolsa de Comercio de Bs As) los inversores, el mercado y el mundo perciben a la Argentina peor de lo que está, lo cual abre una puerta de optimismo para cuando las expectativas se condigan con la situación real. A ese enfoque adhirió Artana, quién además de señalar a la abundancia de recursos naturales no convencionales como una fuente de riqueza a explotar, resaltó que la gran oportunidad Argentina está en “volver a la normalidad”. Sucede que si vemos los distintos índices, la Argentina se ubica muy lejos del promedio de la región. Para poner un ejemplo, Argentina tiene un riesgo país similar al de Ucrania y cerca del de Venezuela, muy por encima de países como Uruguay, Ecuador, Brasil o Perú. Lo mismo sucede en índices como competitividad, libertad económica y corrupción, entre otros. A partir de allí es claro apreciar que, una vez que la Argentina alcance un comportamiento similar al de sus países vecinos, las oportunidades de inversión y crecimiento se vuelven prometedoras.
Plano Político
Como ya ahondé demasiado en el plano económico me gustaría dejarles un simple y sugestivo gráfico que resume de manera clara el panorama político de cara a las próximas elecciones presidenciales del 2015. Dicha imagen la armé a partir de una nota en la que Lucas Llach expresa su interesante opinión respecto al panorama resultante de las últimas elecciones. Hoy, pasado medio año, los principales analistas políticos están considerando ese mismo escenario. Quizás sea preciso hacer dos aclaraciones. (1) Las categorías Derecha-Izquierda solo están ahí porque entiendo que la sociedad discute en esos términos. Por mi parte, creo que esos términos tienen un significado cada vez más confuso. Quizás haríamos mejor si donde dice “Izquierda” leemos: “Mayor tamaño e incidencia del estado en los aspectos económicos”, y donde dice “Derecha” leemos: “Menor tamaño e incidencia del estado en los aspectos económicos”. (2) Para el cuadrante Peronista-Izquierda, donde sólo aparece Scioli, Rosendo Fraga sugirió una idea interesante: no hay que descartar la posibilidad de que el kirschnerismo aporte un candidato para pelearle al actual gobernador en las primarias (o en una interna). Si bien aún es prematuro para arriesgar el nombre, ciertamente es una posibilidad a tener en cuenta; sobre todo considerando que ninguno de los actuales presidenciables posee una ventaja clara.
Dato de color: si el próximo presidente es peronista, cuando lleguemos al 2019 vamos a encontrarnos con que el peronismo va ha haber gobernado 28 de los últimos 30 años. Evidencia suficiente para denotar la debilidad del sistema político argentino. De todos modos prefiero no adelantarme. Para las próximas elecciones falta más de un año, y al igual que en la vida, en el plano político un año es una eternidad.