Mujeres presidentas, mujeres líderes de empresas, mujeres directoras de compañías, mujeres emprendedoras, mujeres innovadoras, mujeres apropiándose de los sitiales de poder (quiero resaltar que Google me corrigió y puso “-entas” cuando me referí a las mandatarias). La revolución feminista después de tantas luchas ya puede proclamarse triunfadora, ¿no es cierto?
Es indudable que las compañías líderes de la vanguardia económica y empresarial están cada vez más sensibles a la incorporación de la mujer en los espacios de decisión. Al fin y al cabo, la igualdad vende, la temática del género está cada vez más universalizada y la sociedad penaliza con fuerza a la discriminación.
Bueno, quizás no.
Forbes hace cada año sus famosas listas de personajes influyentes. Es un ránking que goza de aceptación global y que permite definir el escenario de poder fácilmente. Empresas transnacionales, organizaciones y países compiten por un mismo trofeo representados por sus líderes. Mujeres y hombres, mientras tanto, no establecen una competencia tan equitativa. Sólo 6 de las 70 personas más influyentes en este ránking son mujeres. Indudablemente poderosas, pero sólo seis. Son muchas las variables que intervienen en estos resultados, pero es evidente que aún queda muchos espacios que alcanzar por el género que representa la mitad de la población. La imperdible charla TED de Sheryl Sandberg (COO de Facebook), que puede ser vista aquí, pone en cuestión las pautas que rigen en el mundo laboral, pero también las que las mismas mujeres se imponen. Así, es más simple ver por qué son tan pocas aquellas que logran hacerse un lugar en los centros de decisiones.
Hay algunas “luces de esperanza”. En RedInnova hablamos con Eugenia Denari, ingeniera y directora de marketing de Google para Argentina, Chile y Perú, donde tienen un programa enfocado en fomentar el liderazgo femenino, trabajando sobre tres pilares: el desarrollo, las conexiones y la comunidad. Así ejemplificó con las iniciativas de la empresa en este campo los esfuerzos que realizan las compañías de vanguardia que han comprendido que el femenino es un formato de liderazgo básico y necesario para su crecimiento y posicionamiento. Para trabajar esos pilares, en Google buscan “proporcionar las herramientas tecnológicas para fomentar el crecimiento de las mujeres, y así crear la próxima generación de mujeres líderes dentro de la empresa”. Pero no todo se queda ahí. La concientización y educación de las niñas es importante, porque es en las etapas tempranas donde se generan los esquemas mentales y se aprehenden las estructuras sociales. En esta línea, también llevan adelante iniciativas para “ayudar a niñas para que se interesen por la ciencia”, que significa también luchar contra ese mandato que le niega a las mujeres la capacidad o la adaptabilidad para desempeñarse en los campos duros.
Ese es el lado lindo de la historia. Pero falta gran parte que es más que el lado B de la moneda. Las tasas de desempleo es superior entre las mujeres (8,5% versus un 5,6%), pero el desempeño universitario es sensiblemente alto con respecto al otro sexo (55% de los profesionales, según el censo del 2010, son mujeres). Los números nos dicen lo que la realidad ya conoce: ellas se esfuerzan más y reciben menos gratificaciones. En Argentina apenas el 25% de los puestos dirigenciales son ocupados por mujeres, pese a los mensajes que quieren aparentar lo contrario. Mucho peor es la situación en los empleos informales, donde nuestra posición es aún más débil. En nuestro país, por ejemplo, el 41% de las mujeres trabajan en negro, contra un 30% de los hombres en esta condición. La disparidad salarial, aunque parezca un debate cerrado, sigue siendo una realidad que demuestran los números a nivel global (que llegan hasta un 50%). Por suerte me estoy refiriendo apenas a disparidades en el plano laboral. Pero en cuanto a derechos civiles y otras libertades, aún queda mucho por ganar en el mundo, donde hay países donde las mujeres no pueden elevar su voz frente a las injusticias naturalizadas.
Sólo exijo igualdad de oportunidades y que se destierren los preconceptos. Por ejemplo, el SABF nos presenta casos increíbles de mujeres que logran destacarse y desarrollar todo su potencial… ¿Por qué no hacemos de esto la pauta?