Durante algún tiempo nos hemos preguntado si se puede construir ciudadanía desde una computadora conectada a internet. Las nuevas tecnologías junto a las redes sociales facilitaron la formación de un terreno extremadamente fértil para el debate político y lo acercaron al ciudadano medio, que generalmente se demuestra apático o desafectado hacia la actividad tradicional. El anonimato, sin embargo, siempre generó suspicacias al momento de plantear que este tipo de participación era viable o siquiera fortalecía la democracia y los canales de comunicación entre los gobernantes y los gobernados.
Esta desconfianza ha menguado con el avance de las plataformas 2.0 y el surgimiento de nuevas oportunidades de interacción que sí demuestran ser útiles. Los gobiernos, por un lado, están admitiendo el poder de las redes y la importancia de brindar información, como un requisito indispensable para la transparencia de sus actos y la rendición de cuentas. Los portales de datos abiertos y otras apuestas en innovación pública son respuestas cada vez más comunes a las demandas de una ciudadanía que exige esa conversión y reconocimiento.
Por otro lado, el periodismo también tuvo que adaptarse, aunque su transición fue más paulatina. Tanto en su vertiente ciudadana, alentada por las redes sociales y los nuevos gadgets, o en el uso de la big data por parte de periodistas incluso veteranos, la tecnología aparece como un elemento disruptivo y revolucionario. Ahora, demandas clásicas de participación ciudadana y hacia el gobierno encuentran nuevos canales para ser satisfechas.
En la era de la información es evidente que ésta es construida y aprovechada de manera colaborativa. El acceso a ella es más fácil -y todos podemos (re)producirla, pero precisa de “curadores” que la interpreten y contextualicen, disciernan lo accesorio de lo fundamental y consigan traducirla en insumo para las decisiones de los individuos. Con esta premisa, el periodismo de datos trabaja para analizar y acercar a la sociedad información sensible y compleja de una manera atractiva y útil. Usar datos, además, permite aportar una realidad objetiva a cualquier debate cargado de subjetividades.
Un ejemplo claro de esta convergencia entre periodistas y ciudadanos es Chequeado.com, un proyecto de periodismo de datos independiente que desde hace tres años verifica afirmaciones hechas en el discurso público constatando los datos disponibles y emitiendo una calificación de acuerdo a la veracidad de lo dicho. El objetivo es que el debate se enriquezca y fortalezca, y con ello, en fin, la democracia, que lo precisa como una de sus bases fundamentales. Además, apuesta a involucrar a la mayor cantidad de personas en esta búsqueda: recientemente lanzó una plataforma para compartir datos financiada a través de una campaña de crowdfunding, DatoCHQ, que suma un espacio de mayor participación a lo ya producido por el equipo de periodistas.
A su vez, cada 1 de marzo desde el año pasado se erige como protagonista en las redes al ser uno de los principales espacios de revisión del discurso de apertura de sesiones ordinarias de la presidenta argentina, Cristina Fernández, frente al Congreso de la Nación. En esta ocasión, Chequeado convocó por segunda vez a periodistas, especialistas y voluntarios de diversas disciplinas a una redacción montada especialmente en la Facultad de Derecho de la UBA con una consigna exigente: hacer el chequeo en vivo de los datos que mencionara la Presidenta, usando el método que se utiliza diariamente en la redacción pero a un ritmo mucho más vertiginoso. Además, se incentivó a que desde las redes sociales cualquier persona se sumara al chequeo pidiendo datos a verificar o sumando los propios para que el equipo de redactores pudiera usarlos como insumo, a partir del hashtag #ChequeoCFK.
Para los que participamos (soy parte del equipo estable de voluntarios y en esta oportunidad era quien recibía las notas listas para subir a la página) fue una jornada agitada y sumamente enriquecedora de trabajo y debate, que comenzó en la mañana y continuó por horas después de terminado el discurso. Casi cuarenta personas chequearon en tiempo récord temas tan variados como la variación en los salarios mínimos, la asistencia escolar, la modificación de costumbres maritales en los jóvenes y el incremento en el parque automotor a nivel nacional. Lo hicieron en equipos divididos por tema, conformados por especialistas y periodistas que seleccionaron los datos del discurso más relevantes y luego se abocaron a la tarea frenética de investigar, comparar, redactar, editar y publicar en simultáneo con los demás.
El resultado: diez chequeos producidos enteramente en equipo que se pueden revisar en la página web abierta especialmente para la ocasión, además de varias propuestas de notas a realizar posteriormente que se irán sumando en la semana. Una vez más quedó demostrado que el trabajo en conjunto e interdisciplinario lleva los resultados a un nivel superador en materia periodística, con mayor impacto y utilidad para la sociedad.