Se suele decir que, en caso de quieras llegar rápido, camina solo y que, si el objetivo es llegar lejos, hazlo en equipo. Más allá de cualquier postulado filosófico, lo cierto es que pocas personas son autosuficientes, especialmente cuando se trata de proyectos de impacto o con grandes objetivos. No queda otra que trabajar en equipo (aunque este sea de sólo dos personas), y hay ciertas claves a tener en cuenta.

  1. Conocer las fortalezas y asignar roles en función de esto

Cada persona tiene preferencias acerca del rol que ocupa en un equipo y hay ciertos perfiles imprescindibles para que este cumpla su cometido. Belbin postula que son 9 las alternativas: desde el implementador, el ideador e incluso el inclinado a mejorar el clima de trabajo, hay funciones en las que inevitablemente nos sentimos más cómodos,  y por lo tanto, nuestro desempeño es más eficiente (en el plano individual y conjunto). Poder identificar correctamente no solo las fortalezas en cuanto a capacidades sino a preferencias facilita de gran manera el alcanzar las metas.  Supone una buena capacidad de autoevaluación.

  1. Dialogar, más que debatir

Debatir es interesante, evidencia la calidad de los argumentos y la debilidad de los ajenos, y se impone el que demuestra una posición ventajosa. Pero es aun mejor un diálogo constructivo que internaliza los puntos positivos del otro, concilia sobre estos y construye una síntesis superadora, asumiendo las tensiones como parte ineludible del proceso.

  1. Escuchar más que oír

De la mano con el punto anterior, sólo se puede lograr el diálogo propositivo a partir de una escucha activa y atenta. De poco vale defender una posición de manera inquebrantable si el objetivo es superior.

  1. Aceptar el caos e incorporar su creatividad

Ir más allá de la flexibilidad: lograr una buena relación entre la complejidad de la acción autónoma y la estructura que busca minimizar lo imprevisible. Un equipo que deja fluir su energía creadora puede alcanzar innovaciones que otros no podrían admitir.

  1. Aceptar el error – y aprender de él

El aprendizaje es más efectivo cuando nace de la experiencia. Idealmente, la experiencia es positiva, pero muchas ocasiones esta no es la situación.  Incorporar el aprendizaje de manera proactiva es clave no sólo para el trabajo en equipo, donde ya de por sí es indispensable, sino para todas las

  1. Aprehender la misión.

El hecho de que todos los integrantes del equipo puedan hacer suya el objetivo conjunto facilita cualquier cuestión. Sin esta coincidencia básica en los fundamentos no hay proyecto que se cumpla en toda su capacidad. Además, es ideal que este objetivo sea desafiante y empuje a todos fuera de su zona de confort que es de la única manera en la que se aprende.

  1. Establecer una dinámica en común

Con pautas, modos de trabajo coherentes y respetuosos del otro, responsables y con compromiso por lo asumido, siendo lo suficientemente flexibles como para que se mantenga la energía planteada en el punto 4.  Lograr esto requiere de una fuerte dosis de conocimiento dentro del equipo pero asegura que todos estén cómodos y que confíen en el otro y su potencial.

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Estas son algunas claves que facilitan la creación de equipos exitosos. Sin embargo, como mencionamos, sólo la experiencia provee de las mejores tácticas y ejemplos. ¿Cómo fue la tuya?