Hoy por hoy nos vemos sumergidos en un mundo insaciable. Cada día que pasa el mundo profesional se vuelve más frío y más exigente. La inserción laboral que preocupa a tantos jóvenes se vuelve más difícil y para poder superar ese estándar no hay actividad que sea suficiente. ¿Qué logramos con esto? En el mundo hay millones de personas extremadamente capacitadas que probablemente se vean sumergidas en una rutina que no sea grata, cómoda, o peor: que no sea lo que soñaban. ¿Qué pasa con estos sueños? La rutina mata sueños. Eso es lo que pasa. Lo peor que podés hacer es acostumbrarte a algo. Se pierde el misterio, la emoción, esa sensación de novedad y el gustito a “no sé qué va a pasar hoy”.

De pequeños siempre nos motivan a soñar, a dejar nuestra imaginación libre y darle cuerda.  A medida que uno crece, muchos ya no lo hacen; piensan que es infantil, dicen que “hay que madurar”. Yo me pregunto seriamente quién fue la persona que dijo que uno madura o crece en el momento que se deja de soñar. Eso simplemente te deshumaniza. La sociedad cambió tanto estos últimos años, para bien y para mal. Teniendo en cuenta las cosas buenas que este nuevo siglo nos ofrece, no es acaso el mejor momento para liberar nuestra creatividad e imaginación? Las mejores ideas e inventos tienen su origen en dos lugares: accidentes o sueños. Seamos honestos, la segunda es más divertida. Si puedo pensarlo, ¿por qué no hacerlo?

Siempre creí que las metas enormes y lejanas son las mejores que uno puede tener. Si uno está realmente entusiasmado y cree que es la correcta, cosas maravillosas e inesperadas pasan. Esto creo que sucede porque cada individuo va tomando decisiones que piensa que pueden acercarlo más a ella, y ahí es cuando la magia ocurre. Entre decisión y decisión se va creando la experiencia de vida, y sobre todo, se va cambiando y creciendo a medida que todo esto ocurre.

Otra cosa que muchas veces pasa desapercibido y es fundamental, es aprovechar a quienes te rodean mientras vas construyendo tu camino. A lo largo de él seguro que hay un común denominador que puede ser tu familia, tus amigos, tu pareja. Sin embargo, es también vital no pasar de largo a las personas nuevas que se cruzan. El mundo está lleno de personas inspiradoras y de quienes se puede aprender muchísimo, y es por eso que insisto en siempre intentar conocer la historia de vida de las personas que te rodean en los distintos momentos de tu vida. Nunca se sabe cómo puede inspirarte alguien. Eso es lo bello.

Mi consejo: atrévanse a soñar en grande y a intentar alcanzar lo que se propongan por más grande que sea. Lo que puede suceder en el medio es tan poco predecible, que hace que cada día valga la pena despertarse simplemente para ver qué pasará hoy.

Quiero concluir recomendando el siguiente corto: “El empleo”. En él se logra la representación exacta de una sociedad conformista. Para meditar y hacer introspectiva, me encantaría saber qué opinan.