Asistir a una conferencia internacional en Alemania sin duda fue una experiencia única. Si bien creía que no iba a poder sorprenderme al haber participado en el SABF el año pasado, descubrí cosas muy diferentes. Tanto el World Business Dialogue (WBD) como el SABF son experiencias especiales e incomparables.

Participé del SABF en la edición 2013 y acabo de participar del WBD edición 2014. En primer lugar, soy estudiante de Buenos Aires, por lo que ya de por sí fue una gran experiencia convivir en un hostel con otros participantes, algo que no había podido vivir durante el SABF. Compartí el cuarto con chicas de Vietnam, República Dominicana y Bosnia, sin duda mi experiencia arrancó con mucha diversidad. Conocer a participantes de todas partes del mundo me ayudó mucho a conocer otras culturas y escuchar otros puntos de vista.

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El tema central de la conferencia fue Innovaciones Disruptivas y se llevaron a cabo diferentes charlas y talleres que giraban en torno a ello en todas las industrias. Me sorprendió mucho ver los grandes avances tecnológicos que se están llevando a cabo en todo el mundo, en especial en el ámbito de la educación y la medicina. Aprendí sobre los avances de estas nuevas tecnologías en los países más desarrollados. Creo que esto fue una gran experiencia, ya que tuve acceso a avances tecnológicos que no sé si hubiera podido conocer sin asistir a esta conferencia.

Sin embargo, me di cuenta que, mientras que en los países del “Primer Mundo” se invierten millones en las más altas tecnologías que van a cambiar drásticamente a la sociedad, la mayoría de estos países ignora las dificultades básicas que sufrimos los países subdesarrollados. De esta manera, mientras en Europa y EE.UU. se preocupan por extender la vida humana hasta la inmortalidad, en muchos otros países, chicos mueren de hambre todos los días. Me angustió un poco darme cuenta que nuestros problemas sociales y económicos casi no ocupan lugar en las agendas de los más poderosos desarrolladores de tecnología.

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Afortunadamente, también me sorprendí al darme cuenta de que nosotros, los jóvenes, somos parte de otra generación, una generación globalizada y consciente. La fuerte participación de estudiantes de países subdesarrollados y el interés de estudiantes de países desarrollados sobre nuestros problemas, sin duda me dio mucha esperanza. Además, tuve la oportunidad de conocer algunos líderes que hoy sí están usando las más altas tecnologías para cambiar las realidades de los que menos tienen.

Las más avanzadas tecnologías están transformando drásticamente nuestra sociedad y revolucionando todas las industrias. Son herramientas muy poderosas, que deben tratarse con mucho cuidado, ya que pueden traer efectos secundarios inimaginables. Depende de nosotros, los jóvenes, aprovechar al máximo estas herramientas para una mejor evolución de nuestra sociedad, no solo pensando en el desarrollo de una elite sino de todas las personas.

Conferencias como el SABF y el WBD, que reúnen a los líderes de hoy con los de mañana, cumplen un rol fundamental en estimular a las nuevas generaciones en tomar acción para mejorar la realidad. Son experiencias que nos nutren y transforman la forma de ver las cosas y nos llenan de energía para ejercer un rol activo en la sociedad. Creo que son experiencias que todos los jóvenes deberían vivir, sin importar etnia religión o estudios que practican. Cuantos más seamos los que participemos de estos foros, mejor va a ser el futuro que nos espera a todos nosotros. El SABF, por ejemplo, cierra sus aplicaciones el 4 de mayo… ¡todavía hay tiempo!