Testimonio de Johana Bottia Diaz, Participante del SABF 2012, Colombia

jhoanaLlegar al SABF, se había convertido en pocos meses en mi meta principal, no tenía dinero para asistir ya que soy una estudiante universitaria de clase media que trabaja en la universidad y no de tiempo completo así que mi sueldo no es mucho, pero deseaba tanto ir que no dude en aplicar. Luego de buscar en internet información para escribir mi ensayo, ver documentales y buscar inspiración en todas partes logré terminar mi ensayo: “Instrumentos del Milenio: el networking para la educación gratuita”.

Después de unas cuantas semanas de que se cerrará el proceso de aplicación, un viernes a las 16:00  recibí el correo de Helena Polyblank diciendo que había sido aceptada para participar; tuve una inmensa alegría, sin embargo luego me quedé pensando, en cómo iba a conseguir el dinero del tiquete para viajar a Buenos Aires.

Pensé en enviar cartas a muchas empresas  y le conté a una amiga, quien me dijo que le pidiera patrocinio a la universidad, que seguramente sería muy bueno que alguien los representará en tan grandioso evento, al principio dudé, pero el tiempo se hacía más corto así que me dirigí a la Vicerrectoría de Investigación y Extensión, luego de 1 semana ellos analizaron mi caso y su respuesta fue negativa. A pesar de esto, mis amigos seguían animándome a tocar más puertas, pero un amigo en especial quien iba para Venezuela con recursos de la universidad me mostró un formato de las unidades académicas que nunca había visto y me dijo que lo intentara con este.

Fui a la vicerrectoría administrativa, allí me dieron un formato que tenía que presentar en varias dependencias de la universidad, explicando cuánto dinero pedía, adjuntando la carta de aceptación del SABF que de hecho fue la mejor ayuda; gracias a esta carta el Director de la Escuela de Economía, decidió apoyarme ya que no son muchos los estudiantes de mi carrera que participan en estos eventos. Éll decidió dar 180 dólares del presupuesto de la Escuela, era poco pero era el comienzo. Luego llevé el formato y la carta del SABF al decano de la facultad, quien muy orgulloso, ajustó 340 dólares del presupuesto para mi viaje. Sin embargo todavía faltaba algo más de la mitad para poder comprar el tiquete. Me dirigí hacia la vicerrectoría académica, ellos aportaron 280 dólares; le conté al director de Bienestar Universitario, quien me dijo que no tenían rubro para eso en sus cuentas, pero que el trasladaría 100 dólares a la cuenta de la Escuela de Economía para que de ahí me los giraran, así que averigüé cómo hacerlo, -le lleve dulces a la secretaria por haber sido tan rápida en la gestión- y por último, tenía que devolver el formato a la vicerrectoría administrativa quienes me dieron 270 dólares. En total tenía 1170 dólares para comprar el tiquete una semana antes del evento.

No tenía tarjeta de crédito para comprar en donde salía más barato, así que una amiga de mi familia, muy amablemente me prestó su tarjeta confiando en mi palabra de que le pagaría el dinero en cuanto la universidad lo terminara de girar a mi cuenta. Pude comprar el tiquete 4 días antes del viaje, estaba muy contenta llevaba todos los papeles que me podrían preguntar en el aeropuerto, me vacuné contra la fiebre amarilla aunque Buenos Aires no fuera tropical -no quería que en el aeropuerto me pusieran algún problema- el dinero de la universidad me alcanzó para pagar también el seguro de viaje y para mi sorpresa cuando entro al avión me ubican en primera clase.

post blogGracias a la Universidad Industrial de Santander, Colombia llegué a Buenos Aires y asistir al SABF valió la pena de todos mis esfuerzos para conseguir el viaje, las caminatas a las oficinas, las fotocopias faltantes, los regaños de las secretarías cuando faltaba un papel, la presión que generaba el tiempo; todo valió la pena.

Mi consejo es que no se rindan, como dijo el abuelo de Charlie en Charlie and the chocolate factory: “El dinero es algo común y vulgar, tan común que se imprime todos los días, entradas a la fábrica sólo hay 5 en el mundo y serías un tonto si vendieran ese tiquete de oro”, entonces jóvenes, entradas al South American Business Forum solo hay 100, ¿estás seguro de que quieres perder el cupo por algo tan común como el dinero? Anímate a participar que el SABF es una experiencia de esas que cambian la vida.