Este artículo es parte de una serie sobre cómo ir de “tengo ganas de emprender” a un pequeño emprendimiento en marcha, y más allá. Si no leíste los artículos anteriores, te recomiendo que lo hagas yendo al primero, que contiene un breve índice.

Seguramente notaste cierta obsesión de mi parte por mantener nuestra inversión de tiempo y recursos materiales al mínimo hasta descubrir si nuestra idea tiene alguna esperanza de crear valor para alguien y convertirse en una empresa rentable. Esto de ninguna forma es una marca propia, es parte de una filosofía llamada Lean Startup. Antes de pasar al tema principal de este post, quisiera dedicar algunas palabras a esta forma de entender un emprendimiento.


La filosofía Lean Startup es una adaptación del Lean Manufacturing (el famoso Sistema Toyota) a los startups [1]. En el caso del Sistema Toyota, el principal postulado era reducir el desperdicio en las fábricas. En el caso de un startup, nuestro recurso más valioso es el tiempo. Una de las peores cosas que pueden sucederle a un startup es invertir meses construyendo un producto o servicio que nadie quiere. Entonces, la filosofía Lean Startup nos empuja a reducir al máximo el desperdicio de nuestro recurso más valioso: el tiempo. Más específicamente, el tiempo que necesariamente nos va a llevar aprender qué es exactamente lo que nuestros potenciales clientes quieren.

Como regla general para evitar el desperdicio de nuestro recurso estrella, debemos entender que las actividades que generan valor son aquellas que nos permiten aprender qué es lo que nuestros clientes valoran. Todo lo demás probablemente sea desperdicio. Además de hacer foco en esas actividades, es importante que entendamos cómo ocurre ese aprendizaje. Para eso, seguí leyendo ;)

Qué es un MVP

Volvamos al tema principal del artículo. Hasta ahora invertimos tiempo en desarrollar una idea, hacer una primera instancia de validación de la misma e investigar si es factible convertirla en un negocio rentable (en términos de mercado, márgenes, etc). El siguiente paso es colocar una primera versión de nuestro producto en frente a potenciales clientes y ver qué pasa (¿van a comprar? ¿cómo se van a comportar? etc).

Sigamos usando el ejemplo de vender remeras básicas por internet. Lo que deberíamos hacer es montar una pequeña fábrica, stockearnos de una gran cantidad de materia prima, contratar y entrenar a la gente indicada, reclutar un equipo de desarrolladores para que pasen unas cuantas semanas haciendo un sitio web increíble… ¿Pero te acordás de nuestro recurso más valioso? Sí, el tiempo. Y las reservas de dinero también. Bueno ¿para qué queremos hacer todo lo que acabo de describir? Como dijimos antes, es para ver si cuando llega el momento, alguien compra, y cuánta gente compra. Hacer lo que describí arriba nos va a tomar un par de meses y unos cuantos miles de dólares. Si hay una forma más rápida y barata de vender nuestra primera remera y descubrir si crea valor para alguien, entonces ejecutando el plan inicial estamos generando mucho desperdicio. Adivinaste: la hay, y en la jerga se llama Minimum Viable Product, o MVP.

Un MVP es la versión de un producto que tiene sólo los elementos absolutamente imprescindibles para poder ofrecerlo al público. Cuáles serán estos elementos va a depender del proyecto que persigamos, y elegirlos muchas veces demanda que le dediquemos algunas neuronas. En nuestro caso no necesitamos una fábrica propia, simplemente un lugar donde comprar remeras. Ni siquiera tiene que ser al por mayor, podemos subir fotos de remeras de una tienda minorista y, si alguien compra, vamos a la tienda a comprar una unidad y la enviamos al comprador. Los márgenes van a ser ínfimos y la logística ineficiente, pero recordemos que el objetivo del MVP no es generar altos ingresos, sino obtener feedback lo más temprano posible. Con respecto al sitio, no es necesario desarrollar algo desde cero con todas las funcionalidades que nos imaginamos; solamente una tienda con medios de pago y un diseño genérico que nos permita vender.

Cómo construir tu MVP

La buena noticia es que para construir nuestro MVP no necesitamos saber programar, ni ser expertos en la industria en la que nos vamos a mover. Hay plataformas que ya existen, son relativamente simples de usar, muy escalables y que nos van a permitir tener un MVP listo en semanas (y tal vez menos).

WordPress: Es mucho más que una plataforma de blogging. Hay cientos de extensiones y plug-ins que nos permiten darle una gran cantidad de funcionalidades; en algunos casos viene bastante armado, en otros sólo hace falta un poco de ingenio. La primera versión de Groupon era un blog en wordpress en el que subían una oferta cada día y luego generaban cupones manualmente. ¿Querés hacer un job board de nicho? Hay un plug-in para eso. ¿Una página que maneje turnos en peluquerías? Hay un plug-in para eso. And so on.

Tienda Nube: Permite crear tiendas online en las que vender productos como, por ejemplo, nuestras remeras. Está integrado con medios de pago que sirven en Argentina –algo que nos va a ahorrar muchos dolores de cabeza– y está integrado con el sistema de envíos para e-commerce de Oca y otras empresas.

Ning – Si hay algo que el mundo no necesita es otra red social. Pero si realmente creés que la que vos estás ideando vale la pena, Ning es una muy buena herramienta para crear redes sociales.

Google – No, no te voy a sorprender contándote que Google tiene alguna solución para construir MVPs. Pero sí es muy bueno para que la encuentres vos mismo. Un poco de investigación seguro te va a ayudar a encontrar lo que estás buscando, hay literalmente cientos de soluciones.

Estas son solo algunas herramientas. Está en vos usar la cabeza y pensar cómo crear tu MVP lo más eficientemente posible. Por ahora te dejo con esto, tomate tu tiempo para construir tu MVP y en unas semanas nos vemos de nuevo para hablar de qué hacer una vez que tenemos nuestro MVP listo.

Pregunta para los lectores más experimentados: ¿Qué herramientas recomendarías a alguien que está buscando construir su primer MVP? ¿Qué consejos le darías?

*[1] Al definir Lean Startup me di cuenta que nunca definí lo que es un Startup. Más vale tarde que nunca. Hay muchas definiciones dando vueltas, personalmente la que más me gusta es esta: un Startup es un grupo de personas intentando convertir un producto o servicio innovador en un negocio rentable y escalable.
*En cuanto a la filosofía Lean Startup, sus “padres” son Steve Blank y Eric Ries, probablemente quieras leer un poco más al respecto.