Las movilizaciones a lo largo y ancho del planeta en el año 2011, sin duda han marcado un precedente que quedará en la historia del comienzo del Siglo XXI. Desde los indignados de España, Occupy Wall Street, y hasta el movimiento estudiantil chileno, encontramos un factor común, un descontento hacia un sistema, que hoy en día ha adquirido un carácter global, marcado por el individualismo y orientado hacia el bienestar material, donde el poder no está en las manos de la gente y de grandes desigualdades. No es que falten recursos, tecnología o medios, para lograr un mayor bienestar general, lo que acontece es que yace profundo una injusticia en todo el sistema: ¿por qué algunos tienen acceso a ciertos privilegios sólo por sus posiciones de poder, y los demás tienen que quedarse atónitos mirando?. No olvidemos que la crisis financiera que estamos viviendo fue generada por empresas financieras que tomaron prácticas sumamente arriesgadas, especulando con el boom, causado por un sobre crédito en el sector vivienda de Estados Unidos, ¿Es justo que el resto del planeta tenga que pagar con mayor desempleo, pobreza y deudas esta especulación? ¿Perdieron las empresas involucradas? No, perdieron las personas. **¿Cómo debe leer la empresa este nuevo escenario? ¿Qué acciones ha de emprender? **

Estas dos preguntas deberían ser recurrentes en las mentes de los ejecutivos y directores de las compañías que hoy en día mueven nuestra economía. Esto, sobre todo porque la gente que está protestando en las calles, o es crítica con el sistema, son los que deberán incorporarse a trabajar siendo parte del mundo laboral, y además, son los nuevos consumidores, que aparentemente, tienen un paradigma distinto de lo que significa vivir en sociedad. Por estas y por otras importantes razones, las empresas tienen su concentración puesta en los eventos que están ocurriendo todos los días en las calles y los noticieros.

Aún cuando muchas firmas puedan observar estos acontecimientos como un riesgo, estos representan claramente, una oportunidad. Pero para afrontar esta oportunidad correctamente, las empresas deben experimentar un importante cambio de paradigma, un cambio de foco, deben de pasar de las utilidades financieras, a la generación de bien común, o valor agregado social. ¿Qué significa que una compañía sea generadora de bien común?, significa lo siguiente:

  • Es sustentable con sus operaciones, genera bienes valorados por la sociedad y sus consumidores, en el corto, mediano y largo plazo, y permiten que la compañía pueda sostener sus operaciones, en tres sentidos:
  1. Económico: el bien o servicio que se está vendiendo será realmente satisfactor de la necesidad que hace que el consumidor desee adquirir el bien, y no será un espejismo sólo para ganar dinero. Este resultará rentable para la compañía en el corto y mediano plazo, o largo plazo.
  2. Medioambiental: el bien o servicio logrará pasar por la cadena de valor de la compañía produciendo impactos ambientales netos equivalentes a cero. Esto, no sólo porque las personas valoran cada vez más este tipo de medidas ambientales, sino porque al ser la empresa generadora de bien común, entiende que el daño medio ambiental es perjudicial para la sociedad como un todo.
  3. Social: la compañía es proactiva generando beneficios palpables en un sentido íntegro para sus colaboradores dentro de la empresa, sus consumidores, la comunidad donde materializan sus operaciones y el resto de la sociedad. Se preocupa por la salud, educación, capacidades, oportunidades, y bienestar laboral;  de todas las personas con quienes interactúa día a día.
  • Respeta el marco legal y no intenta aprovecharse del “lobby político” o de las colusiones empresariales. Incluso, puede ir más allá de lo exigido por las leyes, implementando mejores iniciativas pese a que no sean exigidas, cuando lo requerido por la ley sea insuficiente para dar integridad y dignidad a las personas que interactúan con la empresa.
  • Entiende a las personas como seres íntegros que se componen de forma compleja y multivariable. Seres con emociones, historias, tradiciones, cultura, relaciones afectivas, miedos, habilidades, capacidades, talentos, alegrías, y valores. Por lo tanto, las firmas que deseen generar valor social, deben tener en cuenta estos aspectos, para no dañar la integridad.

Claramente, los aspectos recién comentados, no van en contra del deseo de perseguir justas utilidades. Algunos podrán decir: “pero estas acciones implican mayores esfuerzos, y por lo tanto, una reducción de las utilidades financieras”, este pensamiento es incorrecto, pues emprender estas acciones generará múltiples beneficios que se reflejarán en las utilidades finales a largo plazo, de la firma. La empresa, al ser generadora de bien social, da un sentido con trasfondo y trascendencia al trabajo del día a día de sus colaboradores, además esta será altamente valorada por la sociedad. Creará un mejor ambiente laboral, pues las personas tendrán una relación afectiva positiva con la compañía, y se pondrán la camiseta por la empresa, dando lo máximo de sí mismas, porque verán que hay un fin mayor que sólo vender y producir para ganar dinero. También, las firmas retendrán más y mejores talentos, un desafío crucial en la actualidad del contexto organizacional. Los aspectos recién comentados pueden llegar a generar una relación sinérgica estos que puede replicarse en alta productividad como ocurre en Google u otras compañías. Finalmente, este cambio de paradigma, se transforma en una inversión en las personas que trabajan en la empresa y su comunidad aledaña.

Para concluir, dejo una reflexión: tradicionalmente esperamos que los políticos y el Estado nos den los bienes que necesitamos, pero como sabemos, detrás de cada empresa hay personas y una capacidad importante de generación de valor. Si estas personas deciden poner como foco de la compañía el bien común, es posible calibrar la máquina organizacional para generar valor social y revolucionar nuestra sociedad, disminuyendo las desigualdades, dando mayores oportunidades a los demás y garantizando el bienestar de todos nosotros.

En suma, este artículo busca reflexionar en torno al rol de la empresa en esta nueva sociedad; pero, ¿cuál es rol del Estado? ¿Cuál es el rol de las ONG’s? ¿Cuál es el rol de las Universidades? Al final del día, debemos preguntarnos: ¿qué cambios podemos desarrollar para construir una sociedad más humana?. Ese es nuestro desafío.