Este artículo es parte de una serie sobre cómo ir de “tengo ganas de emprender” a un pequeño emprendimiento en marcha, y más allá. Si no leíste los artículos anteriores, te recomiendo que lo hagas yendo al primero, que contiene un breve índice.

Entonces, tenés ganas de empezar un emprendimiento… pero no estás convencido. La falta de determinación es la primer barrera a superar. Quiero convencerte de dos cosas: de que te decidas y de que tomar la decisión ahora probablemente sea mucho más conveniente que tomarla en cinco años.

Empezar ahora una aventura como la que estamos proponiendo es claramente más barato que empezar después. ¿Por qué? Estoy asumiendo que si lees este blog es altamente factible que seas estudiante universitario. En ese caso, tu costo de oportunidad de empezar un start-up hoy es bajar tu promedio ~0,5 puntos. Tal vez, dejar de ganar el sueldo que te dejaría una pasantía . Dificilmente seas consciente de cómo ese costo se incrementa en el momento en que te recibís y empezás a trabajar full-time (por las dudas te lo digo: ¡muchísimo!). Ni hablar del tiempo libre que tenes ahora comparado con el que tendrás a futuro.

El costo de fracasar también aumenta con el tiempo. Fracasar cuando estás en tercer año de la Universidad no tiene mayores consecuencias: perderás algo de los ahorros que invertiste, te frustrarás un poco, pero tu vida no va a cambiar mucho. Tu actividad principal va a seguir siendo la Universidad, los observadores externos van a ver tu fracaso como un pequeño proyecto que no funcionó y el aprendizaje que te vas a haber llevado seguramente sea más valioso que lo que aprendiste en más de una materia. Darse contra una pared pocos años después de recibido es un poco más costoso, pero en general, sigue siendo algo que te podés permitir. Fracasar cuando tenés 35 años o más, cuando tenés una familia, ya es otra cosa. No digo que haya una edad a partir de la cual no puedas seguir tomando riesgos, pero a medida que pasa el tiempo, fracasar en un proyecto así es cada vez más caro.

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¿Ya te convencí de que **este** es tu momento? Bien. Solo me falta convencerte de que lo hagas por los motivos correctos. Hacelo porque te apasiona el producto (o servicio), porque te apasiona el impacto que va a generar, porque te apasiona el acto de crear, o por las tremendas ganas que tenes de aprender a crear una empresa. Hacelo para vivir una aventura increíble. Hacelo, por qué no, para cambiar el mundo. Pero si tu principal y único objetivo es hacerte millonario, no lo hagas.

No te engañes: la pasión no paga las cuentas. Pero si no te apasiona, vas a abandonar con el primer contratiempo (y creeme, te vas a enfrentar a muchos). Pensalo así: si sabes que una vez que empieces esto, vas a estar la mitad de los días de la semana laburando hasta las 2 de la mañana ¿elegirías algo que te provoca poco más que indiferencia? No lo creo.
Me encanta la forma en que Vinod Khosla, co-fundador de Sun Microsystems y VC, habla al respecto en este video:

Ideas, Ideas, Ideas

Ahora que estás más convencido de empezar, pasemos al siguiente obstáculo que nos vamos a encontrar en este camino que es emprender: cómo generar ideas y encontrar oportunidades.

Habrá mil formas, pero personalmente creo que con dos alcanza:

  1. Pensá en cosas que te frustran o áreas en las que ves con claridad oportunidades de innovación. Está lleno: vas por la vida y constántemente ves cómo un producto o servicio podría hacerse mil veces mejor, o cómo hay necesidades que directamente ninguno satisface. Estate muy despierto; ser observador es clave en este juego.
  2. En América Latina tenemos una pequeña ventaja: podemos ver el futuro. No, no estoy loco. Muchísimas innovaciones llegan a estas tierras con un retraso de algunos años, sobre todo negocios relacionados a Internet que requieren presencia local de algún tipo. Esto nos abre una ventana de 2 o 3 años (a veces más, a veces menos) para clonar acá negocios que ya demostraron ser exitosos fuera (Ojo, esta estrategia casi siempre requiere hacer adaptaciones al modelo original). Lo que hicimos con Cena Plus es un ejemplo de esto. Otros ejemplos son NetShoes tomando el modelo de Zappos, TiendaNube mirando el modelo de Shopify o PedidosYa el de GrubHub. La misma lógica aplica a Europa, aun que la ventana de tiempo suele ser más corta. Y si no, preguntale a los hermanos Samwer.

Volviendo sobre el punto anterior, no hay que tener miedo a copiar ideas, mucho menos sentirse un ladrón: las ideas no tienen dueño. De hecho, una idea por sí sola vale poco y nada… lo que vale es su ejecución. Salir de la comodidad de tu casa y hacer que las cosas sucedan. Si con tener la idea bastara ¡el mundo estaría lleno de millonarios! Te recomiendo que leas este blog post de Bilinkis donde profundiza un poco más sobre el “robo” de ideas.

Así como al principio de este artículo dije que la determinación era la primera barrera a superar, y encontrar ideas y detectar oportunidades la segunda, la tercera es pasar de una idea y modelos en tu cabeza a interactuar con el mundo real. Puede ser el primer contacto con un proveedor para pedir presupuestos, correr la primera campaña de AdWords, hablar con el primer potencial cliente, etc. Así que una vez que sabemos con qué idea queremos empezar, es hora de dejarnos de excusas y simplemente hacerlo. De eso nos vamos a ocupar en los próximos artículos.

Mientras tanto, me encantaría preguntarte:

  1. ¿Qué es lo que más te motiva a comenzar un emprendimiento?
  2. ¿Y cuáles son los mayores miedos que hoy te detienen?
  3. ¿Tenés otras técnicas de generación de ideas / detección de oportunidades que quieras compartir conmigo y los demás lectores?
  4. ¿Cuál es para vos el paso más fundamental a dar una vez que tenés una idea que querés desarrollar?