¿Puede un ratón competir con un gigante petrolero?
Así lo planteaba el reconocido PhD José Cordeiro, Presidente de la Sociedad Mundial del Futuro – Filial Venezuela y docente de la Singularity University. Cordeiro no se refería a cualquier ratón, sino a Mickey Mouse, cuya marca registrada forma parte del gigante corporativo “The Walt Disney Company”, transnacional que ha conseguido materializar formidables ganancias procesando los recursos naturales exportados por empresas Latinoamericanas como la estatal venezolana PDVSA. ¿Cuál es el secreto? Agregan valor.
Es innumerable la cantidad de productos que podemos encontrar relacionados con este personaje animado: corbatas, relojes, sombreros, juguetes, entre otros, son comercializados alrededor del mundo. Latinoamérica es parte importante de la cadena logística de generación de valor que llevan estos productos aportando la materia prima, en el caso de Venezuela exportando su petróleo cuyos derivados, como el plástico, son indispensables para prácticamente todos los productos relacionados con Mickey Mouse.
Si observamos las ganancias de PDVSA, un barril de 159 litros oscila entre los 90 y 110 dólares en el mercado mundial, por lo que el ingreso por barril exportado se encuentra dentro de este margen. Por otra parte, un juguete plástico de Mickey Mouse cuesta aproximadamente 11,50 dólares. Cabe cuestionarse: ¿cuántos juguetes plásticos de Mickey se pueden obtener usando como materia prima un barril de petróleo? Podemos estar seguros que los suficientes para superar varias veces las ganancias que obtiene la gigante petrolera por cada barril exportado.
El ascenso de las economías emergentes de Asia ha reforzado nuestro papel de exportadores de materias primas, rol al que nos hemos aferrado sin internalizar la importancia de diversificar hacia actividades intensivas en conocimiento y tecnología. Allí es donde se generan más y mejores oportunidades que sacarían de la pobreza a la población, a través de empleos estables y bien remunerados. Cordeiro plantea: “PDVSA cuenta con unas reservas impresionantes de petróleo, el pobre Mickey Mouse no tiene ningún recurso natural. Todo el poder de Mickey está en su mente, en su cerebro, en su imaginación, en su capacidad de crear e innovar”.
Según el informe de Perspectivas Económicas de América Latina 2014 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 60% de los bienes que exporta América Latina terminan siendo recursos naturales sin mayor valor añadido. En el caso de Venezuela, se exporta mayormente gas y petróleo; este último, luego de ser exportado, es procesado y apalanca el crecimiento de otros países. Las naciones emergentes aprovechan nuestras materias primas para producir bienes elaborados y generan cada día más y mejores empleos, ¿por qué no lo hacemos nosotros?.
Así como lo planteó el gran escritor venezolano Uslar Pietri, hay que “sembrar el petróleo”, refiriéndose al caso de Venezuela. En nuestras regiones debemos exigir que el uso de nuestras riquezas naturales sea una plataforma para desarrollar procesos basados en tecnología y conocimiento, dejando de lado la política para dedicarnos a** ser más productivos**. La colaboración entre la empresa privada y el Estado es indispensable para que exista crecimiento económico y así competirle al “ratón más conocido del mundo” con los productos del conocimiento y la creatividad “Made in América Latina”.