Jóvenes que no estudian ni trabajan: ¿Un problema global?
En esta oportunidad, quisiera compartir con ustedes un artículo publicado el 11 de febrero en el diario La Nación de Argentina, que habla de la preocupación en relación al gran número de jóvenes argentinos que no estudia ni trabaja.
Guillermo Jaim Etcheverry mencionó una cifra similar, cercana al millón de argentinos, en la quinta edición del SABF, por lo que no me tomó por sorpresa. Sin embargo, ese número me quedó dando vueltas en la cabeza y me planteaba un escenario distinto, en el que al menos una parte de todos esos jóvenes pudieran progresar, ya sea trabajando o estudiando. No hay dudas que para lograrlo implicaría trabajar sobre muchos factores, como ser el rol de la familia, la alimentación, etc., es decir, cuestiones básicas que menciona Alberto Sileoni en el artículo. Por un lado, el Estado debería ser el principal actor en resolver estas cuestiones, pero en este caso no quisiera enfocarme en qué debería hacer el mismo para resolverlas, sino en otras variables sobre las cuales tengamos una mayor posibilidad de trabajar. Por eso quisiera discutir qué podemos hacer nosotros para cambiar esta realidad.
Seguramente la forma en la que podamos tratar sobre esta cuestión sea de manera indirecta y a largo plazo, contribuyendo a una solución viable y sostenible, para que no quede supeditada a las acciones de un Gobierno en particular. Pensando en los subtemas que se plantean para la sexta edición del SABF, se podría pensar en diferentes alternativas: desde una empresa socialmente responsable, ¿existe manera de que estos jóvenes tengan algún rol dentro de la empresa y que puedan progresar en la misma? ¿O es una solución utópica? Desde el lado de la sinergia, ¿cómo se podría nuclear a estos jóvenes para desarrollar su potencial? En cuanto a la participación ciudadana, ¿sería la forma de buscar soluciones con un alto impacto a largo plazo?
Sin duda es un problema de raíz, aún más complejo de lo que se presenta en este artículo. Incluso, algunas de estas ideas, si se intentaran implementar, sólo tendrían un efecto superficial. Pero, por otro lado podrían ser las que están a nuestro alcance y, en su conjunto, puedan generar un cambio que modifique la realidad a largo plazo.
A pesar que este artículo menciona el caso particular de Argentina, es una problemática que está ocurriendo en otras partes del mundo, como en Estados Unidos y Francia, y tal vez por motivos diferentes. Por eso quisiera conocer qué tan distinta es esta realidad en sus países,** cuáles creen que son los motivos por los cuales hay tantos jóvenes que quedan marginados, y qué podemos hacer nosotros para intentar cambiar esta situación**. Los escucho!