Fake news, fake news everywhere. Las noticias falsas, o ese tipo de contenido especialmente generado por sitios que buscan aprovecharse económicamente de la capacidad de viralización que las redes sociales ofrecen, están de moda. La plaga de fake news fue considerada uno de los factores que ayudaron a Trump a ganar las elecciones, en unos resultados totalmente inesperados. Aunque recientemente una investigación dijo que no había sido tan así, este tipo de contenido viral sin duda enciende una alarma acerca de nuestra capacidad de discernir información falsa de la real.

**El karma de las noticias falsas **

Como algunos ganan plata con páginas de tests (hice uno hace unos días y me dijo que me parecía a Ariana Grande, lo que nadie por acá cree, ¿no? Fake news!), hoy el negocio son las “noticias” políticas. Probablemente hayan leído las razones económicas que hay detrás de estos sitios. Con sólo conseguir un dominio que presuma seriedad, una plantilla básica de noticias y un título creativo e increíblemente viralizable, puede incluso suceder que cualquier joven de un pueblo perdido en Macedonia influya en la elección más relevante del mundo con el principal objetivo de pagar sus gastos semanales.

Este tipo de fake news se distingue de otras notas porque si bien alguna de las informaciones que presentan parecen plausibles, una pequeña búsqueda en internet puede destrozar a cualquiera de las afirmaciones que contienen.

Otro problema es la escasa lectura de estos textos. El título y una pequeña bajada son suficientes para que mi abuela, tu hermano y mi excompañero de colegio lo compartan. A título personal, lo compruebo cada vez que amigos míos comparten mis artículos sin haberlos leído (en serio, tengo más shares que views).

Pero si lo traemos a nuestros contextos latinoamericanos, probablemente no haya adolescentes interesados en generar ingresos a través de la monetización del tráfico. Quizás (es una teoría que me temo, tiene sentido), lo que los generadores de este contenido persigan es debilitar las posiciones políticas contrarias y deslegitimar al adversario, sembrando dudas en muchas personas, y reforzando las creencias previas de varios más. Los bots que instalan contenido en Twitter, por ejemplo, o campañas telefónicas que imponen agenda, también son parte de este fenómeno.

En contextos con polarización creciente, con medios desprestigiados y abundancia de información (o contenidos), lo que nuestros contactos comparten en Facebook o en sus redes se torna una fuente mucho más apreciada y “legitimada” que las tradicionales fuentes de noticias. Validamos lo que pensamos nosotros o aquello sobre lo que aún no tenemos una opinión formada en base a lo que nuestros pares deciden avalar en sus perfiles. Las redes incorporan esta actividad en sus cálculos algorítmicos y voilá! La burbuja se llena de contenido que ningún editor serio habría considerado siquiera leer.

Para peor, la capacidad crítica de los lectores está diezmada. Y lo que incluso es más preocupante en este contexto, hay estudios que postulan que, frente a información que contradice las creencias originales, es más probable que estas se vean reforzadas. Entonces, en este “backfire effect”, el lector no sólo no incorporó aquello que corregía esa idea incorrecta, sino que la reafirmó. Lo que complica bastante la tarea de informar y pone en jaque a todo el periodismo.

Ahora bien, ¿cómo podemos frenar esto?

Fact-checkers de todo el mundo están trabajando en diferentes alternativas. Las perspectivas pedagógicas, por ejemplo, buscan proveer herramientas para el análisis de la información en la escuela o en entornos de aprendizaje. Cuando estamos acostumbrados a detectar datos en el discurso, la tarea de verificarlos es bastante más sencilla.

Se suman también los esfuerzos conjuntos con Facebook y Google para identificar información verdadera y vetar la falsa, que están recién comenzando. Es sin duda un trabajo que lleva tiempo y los resultados todavía son difíciles de prever.

Mientras tanto, aprovecha los contenidos del día internacional del Fact Checking en http://www.factcheckingday.com/ y ayuda a llegar a que más personas incorporen la verificación de datos en su rutina diaria de noticias. Ponerle un fin a este tipo de contenidos es tarea de todos, así que, por favor, antes de compartir, chequea!