¿Te interesa saber porqué algunas organizaciones perduran en el tiempo y otras no?

Para que una organización, sea cual fuera su naturaleza, exista y alcance sus objetivos es necesaria la satisfacción de un cierto nivel mínimo de motivaciones de las personas que forman parte de ella.

Estas motivaciones pueden ser tanto externas, es decir motivos extrínsecos como internas, o motivos intrínsecos y trascendentes según lo postulado en el libro Liderazgo, de Juan Antonio Pérez López.

Se pueden diferenciar tres aspectos del valor de una organización para sus integrantes:

  1. La **eficiencia **en una organización: es la medida en que la organización es capaz de conseguir la adhesión de los individuos a través de la satisfacción de necesidades que puedan ser satisfechas por motivos extrínsecos. Dependerá de la medida en que el valor de los productos y/o servicios entregados al entorno sean lo suficientemente mayor a los elementos de partida como para poder distribuir esa diferencia como incentivos.
  2. La **atractividad **de la organización: es el grado de motivación obtenida por motivos internos, prescindiendo de los incentivos que se reciba a consecuencia de su integración. Es la capacidad de la organización de atraer individuos por motivos distintos a lo que la organización pueda darles, lo que la persona hace allí y no lo que pueda obtener.
  3. La **unidad **en la organización: expresa la medida en que las acciones de las personas son impulsadas por motivos trascendentes. Es decir, la idea de identificación, integración de las acciones para reconocer el valor de lo que se hace por otras personas.

Estos aspectos no son independientes sino que se ven ligados por leyes estructurales:

  1. Como regla esencial de toda organización es necesario un mínimo de eficiencia y de atractividad para que pueda existir.
  2. A mayor atractividad, la eficiencia necesaria para la existencia será menor.
  3. A mayor unidad, mayor será la eficiencia de la organización
  4. La relación entre unidad y eficiencia constituye la propiedad más básica de la organización.
  5. Cualquier organización puede y debe sacrificar eficiencia o atractividad en aras de su unidad.

Pero no siempre se complementan sino que pueden darse inconvenientes.

La conflictiva relación entre atractividad y eficiencia

  1. Cuanto mayor sea la atractividad de una organización, menores serán los incentivos necesarios para motivar a los individuos que la componen. Es decir, no es necesario motivar a los individuos para que hagan las cosas para las que ya están suficientemente motivados.
  2. Esto implica, que cuanto mayor sea la atractividad de la organización, más fácil será garantizar la eficiencia mínima que se requiere para su supervivencia.
  3. Todo intento de maximizar la eficiencia disminuirá la atractividad.
  4. Todo intento de maximizar la atractividad disminuirá la eficiencia
  5. Como en todo en la vida, de lo que se trata es de buscar el equilibrio.

Una organización no deja de ser más que un conjunto de posibles coordinaciones de acciones humanas. Para sobrevivir, sus operaciones no deben ser ni inconsistentes ni ineficientes, sino que debe lograr su objetivo cada vez mejor sin arriesgar su autoconservación. Y para ello es clave la motivación o la respuesta a un valor percibido como tal por el sujeto.

La motivación es la fuerza que nos impulsa a la realización de cualquier acción, es darnos los motivos suficientes para hacer algo.

Motivar es clave en cualquier organización, ya que significa dotar a las personas de un motor propio, de modo que no haya que empujarlas. Es una meta libremente aceptada e inteligentemente conocida.

Un directivo motivador es el que ha sabido transmitir la razón o motivo para que una cosa se haga, un subordinado motivado es el que ha sido capaz de recibir el mensaje.

¿Qué estás esperando para ser ese motor?