Los argentinos nos encaminamos a un nuevo año electoral (Cronograma de Elecciones 2015) Celebramos más de 30 años de democracia, donde hemos visto fortalecidas las instituciones pero continuamos lejos de vivir bajo un orden donde reine la paz y la justicia social, viendo tanto estadísticas oficiales como opositoras.

2015 es, para muchos, una año bisagra. ¿Fin de ciclo? ¿Profundización del modelo? Parece que los argentinos no podemos evitar las dicotomías River-Boca. Lo cierto pues, es que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner según el orden constitucional vigente no puede presentarse en la contienda y a lo sumo puede a aspirar a quedar relegada a un segundo plano tras la elección de algún delfín político propio. Y como bien sabemos, esto no es garantía de ninguna lealtad -sino debemos preguntarle a Eduardo Duhalde lo que sucedió con su delfín Néstor Carlos Kirchner.

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Volviendo a la decisión 2015, las propuestas no parecen ser muy innovadoras. El “que se vayan todos” del 2001 no ha generado un real cambio de la dirigencia política. El Frente para la Victoria (¿Peronismo?) presenta varios posibles candidatos que las PASO (elecciones primarias), si los egos lo permiten, reducirán a uno: el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri; el Ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo; el Gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli; el Presidente de la Honorable Cámara de Diputados, Julian Domínguez, y así podemos seguir sumando. En esta lista aparecen desde tibios kirchneristas como Scioli hasta ultras como Urribarri. ¿El que mejor mide? Es claro: Scioli. ¿Puede jugar solo? No, su mayor apoyo proviene de votantes del Frente para la Victoria.

Fuera del Frente para la Victoria y dentro del Justicialismo o Peronismo disidente (¿este sí es Peronismo?), encontramos los siguientes candidatos: el Gobernador de la Provincia de Córdoba, Juan Manuel de la Sota y el ex intendente de Tigre, hoy diputado nacional, Sergio Massa. Claro, Massa aventaja. Pero un año electoral puede cambiarlo todo.

Fuera del espacio Justicialista encontramos la alianza en default UNEN, que parece que va a traer muchos capítulos a la novela de traiciones y pases. La alianza tiene sus propios candidatos dispuestos a dar batalla, o eso parece: Elisa Carrió, clave en su armado, no deja de coquetear con el PRO y una posible coalición de “ambas fuerzas en resguardo de la República ante el avance del narco- estado” según sus palabras. Esto no parece aceptable para el cineasta Fernando “Pino” Solanas, quien pone como límite de posible coaliciones las ideas que dieron base a la alianza socialdemócrata. Por otra parte, está representado el socialismo con el ex gobernador de la provincia de Santa Fe, Hermes Binner. Y miembros de la UCR como el ex vicepresidente del voto no positivo, Julio Cobos y el senador Ernesto Sanz. Claro, las elecciones primarias definirán otro candidato en este amplio espectro. ¿A la cabeza? Sería difícil aventurarse a dar un nombre.

Como ya lo hemos nombrado, el Pro deja el barrio y se muda a la contienda nacional. Mauricio Macri, luego de dos gestiones en la ciudad, parece decidido a dar pelea por el sillón de Rivadavia. ¿Las PASO definen algo en el Pro? Seguramente el candidato a Jefe de Gobierno y el vice. Pero Macri es el candidato a la presidencia.

El primer partido elegido por elecciones democráticas en nuestro país, la UCR presentará candidatos, pero se muestra dispuesta a las alianzas. ¿Nombres? Ricardo Alfonsín, hijo del presidente de la vuelta de la democracia, se bajó de la pelea y parece cercano a Julio Cobos. El otro nombre, como ya dijimos, es Ernesto Sanz.

Finalmente la izquierda y otros partidos pequeños presentarán candidatos, que tienen minúsculas oportunidades según el escenario de hoy día.

¿Qué es lo que sabemos?

Que Kirchner se va. No hay reeleción.

¿Qués es lo que no sabemos?

Si hay cambio o continuidad, o continuidad con cambio o cambio con continuidad.

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Más allá de la contienda 2015 los argentinos nos merecemos un cambio. Pero no necesariamente un cambio en las figuras que gobiernan o en el modelo de país. Nos merecemos un cambio más profundo. Uno cultural. Dejar los blancos y negros. Establecer un proyecto de país y las siempre mencionadas pero poco aplicadas políticas de Estado.

Y esto no viene en respaldo de ningún periodo de nuestra historia reciente en particular. Pero es tiempo de mirar adelante, mucho más allá de nuestras narices. Me rehuso a vivir demonizando sea al Kirchnerismo o al Menemismo y hacerlos culpables de todos los males y vicios que tenemos y tendremos los argentinos. No desestimo los errores de ambos períodos ni las responsabilidades que los políticos tienen o tendrán que rendir frente a la justicia pero simplemente hago un llamado a evitar los cuentos fáciles de “vivimos en el infierno y pasamos al cielo, o viceversa”. Vivimos en Argentina, como argentinos, lo que es ya complicado para ser reducido a cuentos simplistas.

La decisión 2015 es mucho más que la continuidad o cambio de modelo. Es sobre el país en el que queremos vivir, y me animo a soñar, que muchos, la mayoría de nosotros, no quiere seguir atados a los cambios cíclicos con las subsiguientes crisis y costos sociales. Es tiempo de que dejemos de ser caprichosos como sociedad y maduremos.

Aunque no parezca, esto no es responsabilidad en primera instancia de los políticos. Es nuestra. De cada uno de nosotros, los más de 40 millones de argentinos.

Argentina vale la pena, ¿vos qué decis?