Latinoamérica es una región privilegiada pues cuenta con abundantes reservas de agua, bosques y cuantiosos recursos energéticos. “El ascenso de las economías emergentes de Asia ha reforzado nuestro papel de exportadores de materias primas, rol al que nos hemos sujeto sin internalizar la importancia de diversificar lo suficiente hacia actividades intensivas en conocimiento y tecnología”, siendo estas donde se generan más y mejores oportunidades de empleos estables, adecuados a los niveles de preparación académica y mejor remunerados para una juventud con ambiciones.

Los países latinoamericanos que poco han hecho por superar el reto de la diversificación productiva han tenido una creciente ausencia de oportunidades representada en un ambiente poco propicio para los negocios, que junto a pocas expectativas de cambio, ha incentivado a jóvenes en su mayoría profesionales a acudir en búsqueda de mejores puestos de trabajo y calidad de vida más allá de las fronteras de sus países, dejando una tierra rica en recursos naturales, pero que a causa de políticas erradas, se ha vuelto infértil en incentivos para el emprendimiento y la auto superación.

Los jóvenes instamos que además de la aplicación de políticas que cautiven a inversionistas y transnacionales, se busqueemprendedores-davila desarrollar la perspicacia empresarial en la juventud latinoamericana, necesitamos que esta generación de jóvenes no sólo cuente con oportunidad de empleos, sino que también sienta deseos emprender y generar bienestar, una generación que no se pregunte únicamente qué le permiten hacer terceros, sino que pueda preguntarse qué puede hacer por cuenta propia para surgir.

Latinoamérica ha tenido un tradicional problema con el acceso y la calidad de la educación, situación que promete alejarnos de la lucha contra la desigualdad. Un valor único en nuestro sistema de educación latinoamericano debería ser incluir la educación financiera desde muy jóvenes, enseñar la importancia del buen manejo de las finanzas personales, conceptos como ciudadanía económica y el ahorro.

Con el alcance la alfabetización financiera desde jóvenes y el desarrollo de la perspicacia empresarial como cultura, podemos pensar en el acceso a productos financieros como cuentas de ahorros, y microcréditos para la juventud, de manera que puedan aumentar las posibilidades de éxito de esos futuros empresarios latinoamericanos que con el tiempo dejarán de ver a los recursos naturales como único sustento y vía de dependencia.

Esta generación tiene el reto de apalancar el desarrollo de la región y lo puede lograr participando activamente en la vida social y política de cada uno de sus países. En Venezuela, un gran potencial se encuentra a través de la organizaciones como “Economía para Jóvenes”, que se ocupan en enseñar de una forma atractiva conceptos básicos de economía a niños y jóvenes venezolanos, facilitando el acceso al conocimiento económico y a la alfabetización financiera; para así lograr reducir la desigualdad, promover una mejor educación y sembrar la semilla del emprendimiento en la jueventud.