Este artículo es parte de una serie sobre cómo ir de “tengo ganas de emprender” a un pequeño emprendimiento en marcha, y más allá. Si no leíste los artículos anteriores, te recomiendo que lo hagas yendo al primero, que contiene un breve índice.

Si le preguntas a integrantes de 5 startups diferentes cuáles son para ellos las claves para el éxito de sus proyectos, posiblemente las respuestas varíen un poco. Pero no tengas ninguna duda de que una de esas claves se repetirá en todos los casos: lograr formar un equipo excepcional.

Tal vez cuando empieces con tu idea seas vos solo, pero si el proyecto progresa, tarde o temprano vas a empezar a sumar más gente para que trabajen con vos y juntos puedan transformar tu visión en una realidad. Este proceso es absolutamente crítico, y en este post voy a compartir algunos tips para que lo lleves adelante de la mejor manera posible.

El Co-Fundador

El co-fundador es esa persona con quien trabajas en dar nacimiento a tu startup desde los inicios del proyecto y con quien además compartís la intimidad del día a día al máximo: miedos, inquietudes, festejos, frustraciones. Puede que haya un solo fundador o 4, acá no creo en “reglas de oro”. En lo que sí creo es en no dejar librado al azar el armado del equipo fundador; tal vez conozcas a tu futuro socio por pura casualidad, pero la decisión de si efectivamente deberían convertirse en socios merece ser meditada.

¿Qué deberíamos tener en cuenta a la hora de evaluar un co-fundador? Yo me concentraría en 2 factores:

Skills Complementarias. Está claro que vos solo no tenés todas las habilidades que se requieren para el éxito del proyecto. Por ejemplo, tal vez sabés cómo crear lo que vas a vender, pero no cómo venderlo (y vice versa). Si hay algo que quiero en un co-fundador es que compense mis debilidades y supla mis falencias. Esto no necesariamente quiere decir, para seguir con nuestro ejemplo de e-commerce, que uno tiene que ser un gran programador y el otro un gran marketer. Puede que sean dos developers pero a uno le guste más estar todo el día programando y al otro le entusiasme armar el resto del negocio. O que ambos sean perfiles de negocio pero a uno le guste más la parte de producto y no tenga miedo de ensuciarse las manos con eso.

En cualquier caso, no necesariamente el founding team tiene que tener todas las herramientas para la construcción de largo plazo del proyecto. Solo lo básico para caminar los primeros kilómetros con éxito, hasta que llegue el momento de contratar al primer empleado.

Química. Lo anterior no es suficiente. Llevarse bien y trabajar bien equipo es fundamental. Vas a compartir con esta personas muchas horas del día, y en más de una ocasión las cosas se van a poner ásperas y van a tener que ponerse de acuerdo sobre decisiones difíciles. Nunca fundaría un start up con una persona por quien no tenga un mínimo de respeto y admiración. Admiración no necesariamente quiere decir que la otra persona es Mark Zuckerberg, sino que admirás algo de él como su perseverancia, capacidades analíticas, whatever. En este sentido…

No te casarías sin antes salir con tu chica

Si te casás con alguien seguramente vas a querer salir antes ¿no? ¿Conocer a la otra persona? Acá pasa lo mismo: en muchos aspectos el equipo fundador es como un matrimonio. A veces tenemos la suerte de que ya trabajamos con quienes tenemos en la mira para sumar al equipo fundador; puede ser en un trabajo práctico de la universidad, en un trabajo anterior o tal vez en una ONG. Pero si nunca trabajamos juntos, es importante hacer la prueba antes de darles el 50% de nuestro bebé (aka 50% equity)

¿Cómo podemos hacerlo? Si hablamos de un perfil técnico, podemos empezar por darle a nuestro potencial co-fundador un poco de trabajo freelance (por ejemplo haciendo que nos ayude a construir nuestra versión beta). Si se trata de alguien con un perfil más comercial, podemos pedirle algo de ayuda por ejemplo para generar nuestras primeras campañas de marketing. Se entiende el punto… Hacer esta prueba no solo es útil para ver cómo trabaja esta otra persona y cómo podríamos funcionar como equipo: también para ver qué tantas energías y motivación va a traer al proyecto.

Antes de Empezar

Sin importar qué tipo de relación tengas con tu co-fundador, mi consejo es que firmen un acuerdo antes de lanzarse a la pileta. Incluso si no van a formar una sociedad en el sentido legal desde el primer día (no lo recomiendo), firmen una carta de intención en la cual quedan por escrito los términos de esta alianza. En este acuerdo/contrato incluiría:

  1. Responsabilidades. Aproximadamente cuánto tiempo por semana va a dedicar cada fundador al proyecto. Si se comprometen a aportar dinero, cuánto. De qué tareas se va a hacer responsable cada uno (opcional).
  2. Equity. Cómo se dividen los porcentajes de la potencial futura empresa. El único motivo que me parece razonable para que no se repartan en partes iguales es que uno de los socios aporte más capital inicial que el otro. Si uno de los socios va a trabajar solo la mitad del tiempo que el otro en el largo plazo, pensá muy seriamente si lo querés como co-fundador. Y por el amor de dios, “yo tuve la idea” no te hace merecedor ni de un 1% más que tu socio.
  3. Vesting.  Imaginemos que ambos trabajan durante un año en el proyecto. Al año uno se va. En ese momento la empresa tiene un valor de $1.000. Uno de los dos sigue trabajando y luego de 6 años vende la empresa en $1.000.000. Sería muy injusto que el que se fue se lleve el 50% de las ganancias. “Vesting” es una cláusula que se suele incluir al formar la sociedad que establece que si uno de los fundadores se va antes de cierto tiempo, se lleva solo un porcentaje de sus acciones. El esquema estándar de Vesting que se usa en sillicon valley es: te hacés “dueño” del 25% del total de tus acciones cumplidos los primeros 12 meses, y luego del 2% cada mes (llegando al 100% luego de 4 años). Si te vas a los 6 meses, te vas sin nada. Si te vas a los 2 años, te vas con el 50%.

Incluso si lo que firman no tiene validez legal, poner todo por escrito sienta las bases para una relación mucho más saludable y transparente. Y usualmente lleva a que dediquemos su tiempo a pensar en serio si estamos tomando la decisión correcta.

¡Los espero en el próximo artículo para hablar de financiación para startups!