Una mirada rápida al escenario mundial nos permite identificar que aún existen muchos retos que debemos resolver en el campo social.

Si bien el desarrollo tecnológico y la producción de conocimiento siguen una trayectoria de constante crecimiento, el desarrollo social continúa un curso irregular ya que persisten necesidades básicas insatisfechas en muchos lugares de nuestro planeta. Estas necesidades insatisfechas se pueden presenciar en áreas tan cruciales como el acceso a servicios de salud, la vivienda, la desnutrición, la educación equitativa o la penetración de internet, por nombrar algunos.

En este post se plantea la posibilidad de abarcar todas estas realidades desde una perspectiva diferente, que se va posicionando en el mundo moderno: Los negocios sociales.

Hace pocas semanas salió publicado por CNN Money un artículo llamado  “The 12 greatest entrepreneurs of our time” (Los 12 emprendedores más grandes de nuestro tiempo), una lectura interesante y muy motivadora al encontrarnos con los ejemplos de vida de estas 12 personas visionarias, que han sabido imponerse y manejar sus mercados.

Sin embargo, me llamó la atención el hecho de que si bien todos los integrantes de la lista han hecho transformaciones con sus empresas, una de las principales condiciones  evaluadas era la cantidad de dinero que han generado. Eso me hizo pensar en la forma en que medimos el desarrollo y el impacto social actualmente: por dinero. A pesar de que se acumula dinero con la lógica capitalista  y muchas personas lo hacen de forma desmesurada, miles de prblemas siguen aquejando a muchos seres humanos.

Entonces surgen los siguientes interrogantes: ¿Acaso el dinero es el único motivador de un emprendedor? ¿Si mentes tan brillantes han podido construir modelos tan exitosos para generar riqueza, acaso esas mismas capacidades no podrían ser usadas para resolver los problemas básicos de millones de personas en el mundo?

Para mi tranquilidad, esta lista reservó un espacio para alguien cuyo objetivo fue específicamente dar respuesta a estas inquietudes.

Muhammad Yunus ha comprometido su vida con la erradicación de la pobreza en el mundo. De él vamos a resumir que es un economista que cuando regresó a su país de origen (Bangladesh) en los años ochenta a enseñar sobre lo que sabía (mercados y dinero) vio que las personas se estaban muriendo precisamente por problemas que tenían estas teorías para ser aplicadas en el contexto adecuado. Prueba de ello son los altos niveles de pobreza existentes. Entonces decidió utilizar sus conocimientos para resolver este problema prioritario en su país y fue así como comenzó a implementar el microcrédito como una estrategia  para ayudar a las personas en condiciones socioeconómicas desfavorables y soportar el mejoramiento de sus condiciones de vida.

Con el paso de los años, estas acciones dieron origen al Banco Grameen, con un éxito rotundo en Bangladesh y cuyo modelo ha sido replicado en muchas latitudes del mundo.

Desde hace algunos años, Yunus ha comenzado a liderar una nueva filosofía empresarial llamada  Negocios Sociales (Social Business) cuyo principio de funcionamiento es la capacidad de utilizar toda la teoría empresarial para la resolución de una necesidad social teniendo en cuenta siempre la sostenibilidad y el impacto social.

¿Y por qué  esta propuesta representa una revolución? Podríamos decir que es porque contradice paradigmas tradicionales bajo los cuales se ha orientado el desarrollo social como:

  1. Todas las actividades económicas empresariales deben orientarse a generar dinero.
  2. Las actividades sociales deben ser de tipo caritativo.
  3. Las personas emprendedoras sólo están motivadas por el deseo de ganar dinero para ellos, sin involucrarse con las necesidades de su comunidad.

Lo que busca un negocio social es generar un modelo empresarial sostenible (lo cual implica generación de dinero) pero cuyo objetivo principal es resolver un problema social específico. Así, el dinero generado será reinvertido en el negocio y no serán entregados dividendos a sus propietarios, maximizando el impacto social.

En el sentido práctico, imagina que en tu país existe un problema de desnutrición en los niños pobres. Entonces, en vez de solamente buscar entregar donaciones de alimentos a estas personas, generas una empresa para vender y distribuir alimentos que puedan combatir esas diferencias nutricionales a un precio accesible para tales personas. De tal forma, estás atacando el problema social, y generas ingresos para la sostenibilidad de tu negocio.

Precisamente este modelo fue implementado por Yunus en Bangladesh, donde con la creación de  Grameen Danone (en alianza con Danone, multinacional francesa de lácteos), se comenzó a producir yogur con suplementos nutricionales  a bajo costo para las comunidades de bajos recursos.

Gracias a ejemplos como estos, muchas personas alrededor del mundo hemos decidido enfocar nuestra vida empresarial y profesional en una causa social, siempre motivados por la convicción de que nuestro conocimiento y actitud emprendedora pueden llevarnos a generar modelos diferentes en el contexto de las necesidades de nuestra sociedad en sectores tan diversos como el  financiero, la salud y  la educación.

Como reflexión final quisiera preguntarte: ¿Qué necesidades sociales ves a tu alrededor? ¿Conoces acaso los niveles de pobreza en tu ciudad o tu país?

Como dijo la madre Teresa de Calcuta “No tenemos en nuestras manos las soluciones para los problemas del mundo, pero para los problemas del mundo tenemos nuestras manos”

Los negocios sociales se presentan como esa alternativa para actuar. Depende de nosotros mirar para otro lado, o decidirse a usar nuestras manos.